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Verdad y justicia

Lo que se pide no es otra cosa que más eficiencia y justicia pronta, tal cual pasó con la investigación por el asesinato del señor Murcia. Y también, menos protagonismo.

27 de diciembre de 2020 Por: Vicky Perea García

El pasado 18 de diciembre el fiscal general de la Nación, Francisco Barbosa, anunció desde Montería la captura de Jackson Javier Castiblanco Durán, señalado de ser autor del asesinato de Wilfrido Murcia Naranjo. Los hechos ocurrieron tres días atrás en Bogotá cuando este guarda de seguridad se opuso al atraco masivo que Castiblanco intentó perpetrar en un bus del Servicio Integrado de Transporte.

Castiblanco dejó abandonados cerca de la escena del delito un saco y un bolígrafo, con los que los investigadores pudieron dar con quien, todo indica, cometió el homicidio.

Eso demuestra que en la lucha contra el crimen, cuando se quiere se puede. Y además, que aquello que antes parecía ciencia ficción, hoy es la mejor versión de la ciencia forense.

Pero, a la vez, surge una pregunta para el Fiscal: ¿Cuántas familias en Colombia de las tantas afectadas por la violencia pueden decir que sobre los responsables de su dolor caerá el peso de la ley? Sería bueno conocer cifras, señor Fiscal. Para salir de dudas sobre si ese capítulo del caso Murcia es la regla o la excepción de nuestra vieja, larga y permanente impunidad.

Además, porque me temo que esa salida suya del día 18 tuvo más interés mediático que otra cosa. No lo digo por el tono en que la hizo, al que ya nos acostumbramos los colombianos. Lo que pasa es que una vez la muerte de Murcia impactó a millones de bogotanos tras ser titular de apertura de noticieros y portales, apareció de repente usted con lo que llama “sistema de resolución y esclarecimiento”, que tan afortunados resultados entregó.

En esa misma declaración, afirmó que su Fiscalía actúa “con resultados” en todo el territorio nacional. Lo invito entonces a revisar el caso de Cali, donde, según la Secretaría de Seguridad, iban este año 1002 homicidios entre el 1 de enero y el 11 de diciembre. Eso sin contar las sucedidas desde entonces, entre ellas la del periodista, colega y compañero Andrés Felipe Guevara, herido en atentado el 21 de este mes y quien falleció el pasado 23.

Señor Fiscal: ¿Cuántos de esos casos ocurridos en la capital del Valle, más otros centenares que han tenido como escenario los diferentes municipios del Valle del Cauca, han sido objeto de ese “sistema de resolución y esclarecimiento”, con saldo positivo en las averiguaciones adelantadas? Quedamos atentos a su respuesta, que bien amerita una visita a la región y otro pronunciamiento suyo ante la prensa local, con el derecho nuestro a preguntar, en torno a esos resultados de su gestión.

Lo que se pide no es otra cosa que más eficiencia y justicia pronta, tal cual pasó con la investigación por el asesinato del señor Murcia. Y también, menos protagonismo. No solo de parte de la Fiscalía sino de todas las autoridades. Por ejemplo, en el caso de Andrés Felipe sorprendió la inusitada prontitud del comandante de la Policía Metropolitana de Cali, brigadier general Manuel Antonio Vásquez Prada, para descartar en cosa de minutos y así fuera preliminarmente, “que este suceso (el de la muerte del periodista) esté relacionado con su profesión”.

Días después, en varios medios de comunicación han aparecido versiones según las cuales Andrés Felipe había dado a conocer a un amigo que una banda que delinque en el barrio Mariano Ramos andaba tras él por haber publicado una noticia sobre un homicidio en la zona y que, a raíz de eso, se había visto obligado a vivir en Jamundí. Si así fue o no, dependerá de lo que arroje la investigación que, imagino, con base en ese “sistema de resolución y esclarecimiento” entregará resultados pronto, como es urgente en tantos otros casos, ¿cierto, Fiscal?

Réquiem: A la familia y allegados de Andrés Felipe, a sus amigos y compañeros de labor en El País de Cali y en Q’hubo, y a esta casa editorial (de la que somos parte), las más sentidas condolencias por esta inmensa tragedia que tiene nombre propio: la maldita violencia que se quedó a vivir con nosotros, arropada además con la peor indolencia.

Sigue en Twitter @VictorDiusabaR

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