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Santos

Se va el presidente Juan Manuel Santos, a quien a partir de mañana en la tarde -no lo olvidemos, por favor- llamaremos expresidente. Deja él mucho para decir y analizar.

5 de agosto de 2018 Por: Víctor Diusabá Rojas

Se va el presidente Juan Manuel Santos, a quien a partir de mañana en la tarde -no lo olvidemos, por favor- llamaremos expresidente. Deja él mucho para decir y analizar.

Sobre eso, hay dos miradas. Una, la inmediata, hecha con la actual polarización como marco. Y, además, con el elemento adicional de los últimos hechos que rodean la situación jurídica y personal de su gran contradictor, el expresidente Álvaro Uribe Vélez.

Y ese otro juicio a ocho años de gobierno. La mirada hecha con el paso del tiempo, que como bien dice Andrés Trapiello, “es menos justiciero de lo que se cree o, en todo caso, mucho más perezoso que la propia justicia terrenal”.

¿Qué hizo bien Santos? ¿Qué dejó de hacer? ¿Qué le salió mal? La paz con la guerrilla de las Farc (ojo, con una inmensa mayoría de guerrilla de las Farc) fue su mayor acierto. Será esa conquista la que, sin duda, perdurará por encima de alguna otra en la memoria de esta nación. Una de las guerras internas más largas de la historia contemporánea de la humanidad, llegó a su fin, mediante un acuerdo tan polémico como palpable en hechos, más allá de su descuadernada implementación.

Su administración deja, además, dos temas en los que hubo avances. Uno, el de la infraestructura vial. Los 2.100 kilómetros de dobles calzadas que operan hoy, más los que están en construcción, y la edificación y modernización de 56 aeropuertos (todos, datos de este mismo diario), son una herencia de transformación. A lo que hay que sumar la tarea en vivienda social, una revolución silenciosa a la que poco trascendencia se le da en estratos diferentes a los de los beneficiados.

Y también son incontrovertibles algunos logros en el escenario internacional, más que aquellos de carácter grueso (Alianza del Pacífico, Otan y demás), los que tocan al ciudadano del común, como la histórica eliminación de la visa Schengen.

¿Qué dejó de hacer? Santos reclama haber reducido la pobreza y las cifras le pueden dar alguna razón, en la tarea de cerrar la vergonzosa brecha que nos hace una de las sociedades más desiguales del mundo. Pero, igual a quienes lo han precedido, recurrió a ese viejo vicio de hacer de las políticas sociales una forma de redención antes que una herramienta de inclusión.

A la larga, Santos fracasó en su intención de estar más cerca de la gente y de sus problemas. Quizás lo intentó, pero fracasó. Porque, además, nunca supo comunicar. No lo hizo por sus evidentes limitaciones en ese sentido, pero tampoco encontró quiénes le ayudaran a hacerlo.

Tampoco consiguió hacer de su gobierno un antes y un después en las nocivas relaciones con los demás poderes públicos y con los partidos políticos a punta de ‘mermelada’, un término que se asociará para siempre a sus períodos de gobierno. Aunque no es el primero ni será el último en ese tipo de práctica.

Y de todo aquello en que falló, hay un asunto en el que, me parece, cometió el peor de sus errores. Juan Manuel Santos fue incapaz de hacer un buen equipo de gobierno. La interminable lista de personajes expertos solo en reaccionar que dejaron huella de su incompetencia es tan larga que aquellos pocos que brillaron son auténticas excepciones ¿Nombres?: por sus obras los conoceréis. Ese vacío le costó muy caro a Santos, pero más al país.

Se va Santos, con el juramento de aislarse de la vida pública. Una buena noticia y un buen ejemplo. Si así llega a ser, que dios y la patria se lo premien. Si no, que él y ella se lo reclamen. Eso mismo que vale decirle a Iván Duque frente a sus responsabilidades a partir de mañana con los 50 millones de colombianos que ya seremos este año.

Colombianos, presidente Duque, iguales todos en derechos y en deberes.

Sigue en Twitter @VictorDiusabaR

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