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Santos II y el Valle del Cauca

El segundo tiempo del gobierno del presidente Juan Manuel Santos tiene muchas...

11 de agosto de 2014 Por: Víctor Diusabá Rojas

El segundo tiempo del gobierno del presidente Juan Manuel Santos tiene muchas asignaturas pendientes con el Valle del Cauca. Lo sabe el primer mandatario pero más lo sabe la gente en la calle, que pide no más, pero tampoco menos, de lo que le corresponde. Santos conoce de los anhelos y de las angustias del departamento, sobre todo ahora que, por diversas circunstancias que van desde el desafío de la delincuencia organizada hasta la reciente coyuntura electoral, ha debido acercarse a una realidad en la que están puestos muchos de los huevos de la mentada prosperidad.En medio de esa suma de urgencias tendrá que elegir prioridades. Una no admite postergaciones: es la lucha decisiva por la vida y contra la inseguridad, en todas sus expresiones. No puede este departamento y, en particular, Cali, seguir cargando con el sambenito de los desbocados indicadores en materia de homicidios y delitos contra la propiedad. El gobierno nacional debe sumarse ya -pero sobre todo, de manera sostenida -a los esfuerzos locales por tratar de garantizar la tranquilidad en todos los sectores de la sociedad vallecaucana. Pero, además, en la búsqueda de nuevas fórmulas de política social que acompañen las acciones policiales. Hay que construir cultura de paz sin dejar de golpear a las organizaciones criminales. Esta región es un excelente espacio para hacer de ella un piloto nacional de lo que se nos viene, el posconflicto, un reto mayúsculo. Ese objetivo, el sin igual de la garantía de la vida, es el mejor compañero del fin supremo que dice haberse trazado Santos: sacar de la pobreza a millones de colombianos. Presidente, uno sin lo otro no funcionará jamás. A partir de ahí, hay temas diversos que obligan a trabajar con prontitud, al igual que resultados a la vista. En ese sentido, me gustaron apartes de la carta http://issuu.com/uavcali/docs/comunicaci__n_presidente_07_14/1 que le hizo llegar al mandatario la Unidad de Acción Vallecaucana (UAV) porque, junto al reconocimiento (faltó decirle también en qué se ha quedado corto) de los avances en temas como el jarillón del río Cauca, las obras del aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón y el MÍO, lo emplaza a cumplir con metas concretas, eso sí, en los mejores términos. En la política la forma termina siendo muchas veces el fondo. ¿Cuál es esa agenda? Uno, Buenaventura, para la que se pide una “intervención integral”. Dos, la conectividad, con el centro del país, la Orinoquía y la vía Mulaló – Loboguerrero. De eso depende el éxito de la Alianza del Pacífico. Tres, el Contrato Plan, eje de la competitividad. Cuatro, Yumbo como polo de desarrollo. Y cinco, troncal del MIO en la autopista Simón Bolívar.Quedan por fuera muchos temas (salud, educación, vivienda y demás) que corresponden a las políticas nacionales. El Presidente tiene ahora apenas cuatro años para hacer la tarea. Y los congresistas de la región, nada más que el mismo período para acompañar esa gestión y para vigilarla. Planteo, entonces: ¿Si está tan claro lo que hay que hacer, y conociendo de antemano cómo se disipan los procesos en este país, no sería prudente que un observatorio midiera, casi que a diario, lo que hace en esta materia el poder central? Un observatorio del que formen parte gremios, medios de comunicación, universidades, asociaciones ciudadanas, iglesias, entre otros. De lo que se trata es de seguir la pista al gobierno, comenzando por Santos y sus ministros, y a todos los senadores y representantes del departamento, en especial, en esos puntos estratégicos.

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