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Otra señal

¿Qué sigue ahora, en el tema mismo de la lucha contra la corrupción?, es la pregunta que nos hemos hecho desde hace ocho días.

2 de septiembre de 2018 Por: Víctor Diusabá Rojas

Los 11.671.420 votos que sacó la Consulta Anticorrupción son, ante todo, una señal. Aunque solo el paso del tiempo dirá si esa misma señal supo transformarse en hechos concretos que ayudaron a cambiar la realidad de una sociedad sumida en crisis por culpa de esa peste, una de las tantas que padecemos.

Y calificarlo así, como ‘señal’, no es menospreciar su resultado de cara al futuro. Porque este levantamiento silencioso que sorprendió tanto a quienes lo impulsaron como a quienes se plegaron a él, y dejó absortos a quienes quisieron frenarlo (muchas veces, a punta de mentiras) es muestra de la dimensión que en la política alcanzan las formas, en oportunidades, tan importantes como el fondo mismo.

Con la votación del aquel histórico 26 de agosto de 2018 queda claro el hartazgo frente al saqueo al erario. Pero hay más. Es aviso también, por ejemplo, de que la política sí se puede hacer sin ríos de dinero que la envilecen. Y es también carta abierta y plazo perentorio a quienes han hecho de la cosa pública una cuenta corriente con la que giran cheques en blanco a sí mismos y a sus roscas.

Pero, por encima de todas esas lecturas, la más importante puede ser aquella de que esos votos dan continuidad a otros campanazos con los que un sector de la sociedad, cada vez más creciente, clama transformaciones. Más allá de que se gane o se pierda en las urnas, que resulta poca cosa cuando se alcanzan en cambio mayor conciencia y más sentido de la movilización ciudadana, pacífica aparte.

Al día en que este país le dijo no a la corrupción le anteceden aquel 4 de febrero de 2008 en que le gritamos ¡No más! a la violencia de las Farc y, no lo olviden, a todas las violencias. O cuando le dijimos sí, a la paz, el 2 de octubre de 2016. Fue otra señal.

Está claro que la gente quiere, y puede, participar en el manejo del Estado. Y lo mejor, que lo va a seguir haciendo. No será lo del 26 el último eslabón de la cadena.

¿Qué sigue ahora, en el tema mismo de la lucha contra la corrupción?, es la pregunta que nos hemos hecho desde hace ocho días. Lo más importante ahora es, creo, construir sobre esos mismos cimientos. Primero que nada eso significa unir antes que quedarse en la descalificación o en la estigmatización.

En ese sentido, el encuentro del otro día en Palacio no debería ser visto como una forma de claudicación (así la vieron algunos) sino como el primer paso para trazar una política de Estado contra la corrupción, que perdure más allá de las próximas elecciones y de las subsiguientes. Y si eso prospera, ¿por qué no intentarlo en otros frentes?

Quizás no sea exclusivamente en ‘la estatura moral’ donde esté la solución al problema. Y mucho menos en querer armar una propuesta partidista nacida, antes que en la Consulta, en la actual polarización. Aquí hay una evidencia, la de un tercio de país que dio un paso adelante y dos tercios que no dijeron no. Lo que pasa es que como bien dice el peruano Diego Salazar, quien está en Cali esta semana en el ‘Oiga, mire, lea’, los periodistas (y diría yo que con ellos la mayoría de los seres humanos) “somos inmunes a las evidencias si estas contradicen nuestros prejuicios”.

A fiscalizar y a aplicar la sanción social a quienes resulten condenados. Porque así como a veces la justicia castiga con penas insuficientes a los corruptos, la gente puede aislarlos y repudiarlos. Y, si esa misma sociedad logra, a la par que persigue a la corrupción, hacer de la ética una herramienta cotidiana, quizás vengan tiempos mejores.

Sobrero:

El ‘Oiga, Mire, Lea’ es una cita con los libros, con el universo. Asómese esta semana a la Biblioteca Departamental.

Sigue en Twitter @VictorDiusabaR

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