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No nos quieren

“No creo que él sea mi amigo (…) No siento lástima por...

8 de septiembre de 2014 Por: Víctor Diusabá Rojas

“No creo que él sea mi amigo (…) No siento lástima por él”. Lo dijo Wojciech Szczesny, portero titular del Arsenal. El mensaje a su compañero de equipo y rival de puesto David Ospina deja en claro cómo se moverán las teclas en la lucha por la titularidad del equipo inglés. Imagino que la popularidad de Szczesny en Colombia ya marca negativo, a niveles de superantipatía. En esa misma senda pueden entrar pronto el entrenador del Real Madrid, Carlo Ancelotti, y el mismísimo Cristiano Ronaldo. Ancelotti ya se ganó algunos puntos en la clasificación de antipersonajes cuando se supo que no tenía en los planes a Radamel Falcao García y que la aceptación para que el ‘Tigre’ se vinculara a última hora al equipo blanco tuvo, además, su resuelta resistencia. Y si, por casualidad, el nivel de James Rodríguez en los próximos días no da para su titularidad (es políticamente incorrecto decir que juega mal), el italiano pasará a competir con SzczesnyCristiano también tiene con qué pelear ese top. Su descalificación directa sobre las nuevas contrataciones del Real Madrid (“si yo fuera el que mandara quizás no lo habría hecho así”) se metió con este espíritu nacional. A Szczesny, Ancelotti y Cristiano les importa un pito lo que sobre ellos piensen algunos colombianos. Además, ni se van a enterar. Eso sí, no todos vemos las cosas así. A mí, en concreto, Szczesny me cae bien por franco; Ancelotti se me hace honesto; y Cristiano será todo lo que dicen, menos pendejo.Menos mal que Ospina, James y Falcao tienen cómo convencer con hechos a polaco, italiano y portugués, y a todo el mundo. Ya verán, A lo que quiero ir es a ese eterno complejo de persecución que en estos casos nos armamos los colombianos en la cabeza. Porque en las redes sociales lo que salta es un “claro, como son colombianos, les caen encima”. Igual pasó cuando en España algún tonto hizo un mal chiste sobre la esposa de James. La respuesta pasó de visceral a xenófoba.Hace un par de días, hablando sobre cómo les va a los colombianos en el exterior, una señora me preguntó: “¿Y usted por qué cree que no nos quieren?” Le devolví la pregunta: ¿por qué cree usted? Y luego de discutir si lo de James, y los otros, era un hecho normal y no falta de “queridura”, nos metimos en algo que ya me había comentado mucha gente: un programa de televisión hecho por Séptimo Día sobre nuestra representación, tal cual somos, en Chile. Yo no veo ese programa, pero con todo lo que me han dicho sobre las efusivas expresiones de nuestra forma de ser en ese país creo que le va muy bien en sintonía, mientras a nosotros nos sigue yendo muy mal a la hora de comportarnos. Está claro que el “a donde vayas, haz lo que vieres” no se enseña en ninguna parte. Saltarán, claro está, los que agitan la bandera de la autenticidad. Pero eso del equipo de sonido a todo tren a las dos la mañana no tiene nada de auténtico allá, y tampoco aquí. Otra cosa es que nos hayamos acostumbrado.Claro está, como la gente de Chile, y más países, se queja y lo expresa, aparece entonces el tal “¿por qué será que no nos quieren?”. Curioso, no solo necesitamos que nos soporten como creemos que somos sino además necesitamos que nos quieran. ¿Pero, bueno, acaso es necesario que nos quieran? ¿De dónde sale esa carencia, Gloria H.? Y qué tal si aprovechamos el viaje al diván para tratar de descifrar por qué les preguntamos a los extranjeros: “y usted, ¿qué piensa de Colombia?”. ¿Es acaso una súplica para que nos digan que somos importantes y que nos quieren? Aunque, según usted, querida señora del otro día, lo sucedido con Ospina, James y Falcao, y muchos de nuestros paisanos en Chile, demuestra que, aparte de no querernos, nos persiguen. De malas que somos.

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