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La señora Cho

Yo pensé que el tal “¿Usted no sabe quién soy yo?” era...

16 de febrero de 2015 Por: Víctor Diusabá Rojas

Yo pensé que el tal “¿Usted no sabe quién soy yo?” era cosecha criolla o, a lo sumo, de la región. Pero el caso de la coreana Cho Hyuan-ah, la vicepresidenta de Korean Air, por un ataque de megalomanía en un avión de la misma compañía, propiedad de su padre, demuestra que si bien la soberbia del poder es una de las peores expresiones de la condición humana, las diversas culturas tienen, cada a una a su manera, formas de tratar esos arrebatos. ¿Cuál es la gran diferencia entre cómo le está yendo a la señora Cho en Corea y cómo le va en Colombia, por ejemplo, al señor, perdón, a Carlos Moreno de Caro; a Luis Gabriel Miranda, hijo del presidente de la Corte Suprema de Justicia del mismo nombre; a Carlos Enrique Martínez, concejal de Chía, aquel borracho que terminó buscando refugio de la justicia en un cuartel en Bogotá; o al senador Eduardo Carlos Merlano, tras haber sacado a relucir, unos más otros menos, sus cargos y abolengos para no cumplir con las normas?Vamos por partes. Primero, mientras casi todos los citados (menos Merlano) terminaron riéndose de la ley, a la señora Cho, la grosería le costará un año de cárcel. Ella, con su actitud, dijo la Fiscalía de su país, hizo alterar la ruta establecida inicialmente por el plan de vuelo, cuando, presa de furia, la emprendió contra una auxiliar de vuelo que le pasó un paquete de nueces en una bolsa plástica y no en un plato, como manda el reglamento de la empresa. Por ello, el avión debió volver a la puerta de embarque para despedir a la empleada, a la que, antes, Cho, en gesto muy imperial que uno ve por ahí en algunas empresas, le exigió que se pusiera de rodillas y pidiera perdón, Eso significó un retraso en el itinerario de once minutos, en perjuicio de los 250 pasajeros.Segundo, aquí una cosa es lo que se observa en videos (que no dejan dudas además sobre lo sucedido) y otra es en lo que termina el tema. El hijo del magistrado dijo ser víctima. El concejal de marras, también. Moreno de Caro, igual, así se haya disculpado después. Y quienes cumplían con su tarea, patrulleros y similares, convertidos en victimarios. No sin razón, una voz, aparentemente de un colega, le advierte al agente que le exige los documentos de identificación el ex senador y ex embajador, que no se meta con esas “gon… que manejan el país” si no quiere pagar las consecuencias. El oficial le responde a su compañero que no echará paso atrás…No hay duda que tras las infracciones y las grabaciones que las confirman, sobrevienen presiones de todo orden que buscan torcer las investigaciones y el curso de los procesos. En Corea pasó algo similar. Se quiso alterar el informe interno de la aerolínea. Al final, los pillaron. El responsable, un mando medio, pagará pena de ocho meses de cárcel.Y más lecciones. Una, la actitud del padre de la ejecutiva. Se mostró “avergonzado” por el comportamiento de su hija, hasta el punto de que ambos pidieron perdón en público. Eso poco se ve por aquí, en especial con los abusos de no pocos niños bien, a los que salen en defensa sus compungidos papitos. Otra: dijo el tribunal en el fallo que Cho “pisoteó la integridad de la humanidad”. Eso mismo que hacen otros en estas tierras con su altanero “¿Y es que acaso usted no sabe quién soy yo?”, sin que les pase mucho ante los tribunales.Sobrero: Es urgente un gran pacto nacional para cerrarle el paso a cualquier expresión de violencia contra los niños. No podemos depender solo de la reacción de las autoridades, tardía en el doloroso caso de Caquetá. Son urgentes, además, políticas educativas y mucho control social. No olvide: si usted no denuncia, es cómplice.

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