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La cuota militar

No creo que Venezuela se levante hoy con un solo Presidente. Nicolás Maduro no se va a ir tan rápido, eso que tanto deseamos muchos...

27 de enero de 2019 Por: Víctor Diusabá Rojas

No creo que Venezuela se levante hoy con un solo Presidente. Nicolás Maduro no se va a ir tan rápido, eso que tanto deseamos muchos, más allá de las diferencias que tengamos sobre la forma cómo debería marcharse del poder.

Lo digo luego de escuchar al ministro de Defensa (y auténtico máximo jefe de las Fuerzas Armadas), general Vladimir Padrino López. “Nosotros los hombres y mujeres de uniforme, seríamos indignos de portar nuestro uniforme si no defendiéramos nuestra Constitución y la soberanía”, dice su jura de lealtad de las últimas horas.

Habrá que creerle, al menos por las próximos ocho días. Militares de esa calaña, capaces de decir que defienden “la Constitución y la soberanía” cuando nadan en la opulencia y la violación de los derechos humanos son la mentira y el cinismo juntos.

Padrino López ya traicionó a su pueblo y ahora dice que quiere “evitar una guerra entre venezolanos…”, posando de neutral, mientras sigue ordenando aplastar, de las peores maneras, cualquier movilización opositora. Ya verán cómo el general salta del barco o se las da de Mesías para cubrir su propia retirada y, por qué no, la de Maduro.

Hay quienes creen que esos altos mandos militares, y otros mandos medios, son una posible solución a la crisis. Olvidan que ellos también son grandes responsables de esta catástrofe humanitaria que, además, han usufructuado tanto como la pandilla de forajidos que dicen mandarlos.

En realidad, son ellos quienes han detentado el poder de manera directa. Primero, con Hugo Chávez Frías, militar, en su largo mandato, y ahora a la sombra del saqueo de Maduro, ese personaje digno de figurar al lado de Papa Doc o de ‘Tacho’ Somoza (con el perdón de ellos), no solo por lo pintoresco sino por su capacidad de hacer el mal y regodearse con él.
Pero vean cómo terminamos en Maduro, Chávez y Diosdado Cabello (cerebro de muchas cosas), cuando ellos, los militares, están en el mismo plano de responsabilidad.

Fue durante esta dictadura (¿del proletariado? jaja) que ellos -“los de uniforme”- enriquecieron, engordaron y atropellaron, henchidos de arrogancia y de poder, un poder entregado sin límite por esa camarilla que convirtió una oportunidad de oro (en petrodólares) para hacer justicia y equidad en este cuento de terror, donde los buenos mueren de hambre o de estigma. Gracias a unos y otros, politiqueros y militares, ser hoy venezolano equivale a andar sin rumbo, digno de toda sospecha, por los países vecinos.

¿Cuánto han llegado a mandar los militares en la Venezuela de hoy? Lo deben decir sus declaraciones de renta, o similares, que, por supuesto, no deben existir. O el simple hecho de que en 2017 llegaron a ocupar 14 de los 33 ministerios.

Por eso, lo dicho: si mañana, o pasado o en un mes, Padrino (un apellido que no le va nada mal) o algunos de sus secuaces se levantan golpistas, ya sabremos por dónde van los tiros. Como así mismo, el día en que termine esta pesadilla debe venir una purga inmensa en los cuarteles de quienes deshonraron sus uniformes. A esos también, como a sus jefazos, les caben juicios y condenas.

Claro está, por ahora hay que pensar más en lo urgente que en lo importante: el fin de la dictadura de los civiles, que durante tanto tiempo se han sentado tan cómodos en las bayonetas.


Sobrero:

Escuché en la W el testimonio del joven Andrés Felipe Ortiz, quien, tras haber sido detenido por grabar imágenes, fue -así lo afirma- golpeado, escupido y amenazado este fin de semana en la sede de la Policía en Buga. Entre otros, por sujetos vestidos de civil. Ya dirán las investigaciones internas de esa Institución (que está hoy más que nunca en el corazón de los colombianos) qué pasó. Y, de confirmarse las denuncias, las medidas a tomar.

Sigue en Twitter @VictorDiusabaR

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