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El siglo de Manuelhache

"Había tantos cadáveres que todos parecían iguales. Con su cámara en bandolera y el miedo entre los pantalones, Manuelhache Rodríguez dio varias vueltas a la rotonda del Cementerio Central, la morgue de El Bogotazo.

12 de julio de 2020 Por: Víctor Diusabá Rojas

"Había tantos cadáveres que todos parecían iguales. Con su cámara en bandolera y el miedo entre los pantalones, Manuelhache Rodríguez dio varias vueltas a la rotonda del Cementerio Central, la morgue de El Bogotazo.

Era la mañana del 10 de abril de 1948 (...) De pronto lo vio. Estaba desnudo y lacerado. No tenía, a diferencia de casi todas las víctimas, heridas visibles de fusil. Una corbata sin color le caía en curvas sobre el pecho y el hueco profundo de la frente parecía consecuencia de un golpe terrible.

Buscó a los legistas que tomaban huellas gélidas. Los médicos lo vieron y también entraron en curiosidad. En esas llegó Felipe González Toledo, un maestro de la crónica roja, y el cuerpo de Juan Roa Sierra, el único hombre señalado de ser el asesino de Jorge Eliécer Gaitán, dejó de ser un enigma.

Esa no es su fotografía más célebre, y, además, pocos saben que es suya.
A Manuelhache lo conocen por otras fotos, como la que le tomó a Manolete, el torero, en 1946, recostado en las tablas de la Santamaría, a la espera de la muerte, que lo visitó un año después. O la de Alberto Lleras Camargo, subversivo en tiempos del general Rojas Pinilla, con la V de la victoria. O la de Luz Marina Zuluaga, radiante, simplemente reina de todas las reinas.

Pero si algún día Manuelhache recibió la alternativa como fotógrafo (de cada tres palabras que pronuncia, dos son taurinas), ese fue el 9 de abril".


Eso lo escribí hace casi un cuarto de siglo, para un libro (‘9 de abril, la voz del pueblo’, Planeta, 1998) sobre el viernes aquel del magnicidio, que luego ilustramos con sus fotos, lo que, al final y como no podía ser de otra manera, terminó siendo la parte más importante de ese trabajo.

Hoy, con motivo del centenario de su nacimiento, vuelvo a decir lo que tantas veces he dicho: me precio no solo de haber sido alumno y amigo de Manuelhache, sino de haber compartido largas jornadas con quien legó a este país un tesoro que no le reconocieron cuando aún vivía y que tardarán en hacerlo.

Esos cientos de miles de imágenes suyas hechas siempre en el frente de batalla de la reportería gráfica o en sesiones privadas que, igual, dejaron testimonio de una época, jamás pudieron encontrar un dinero oficial que las rescatara. Por la sencilla razón de que en Colombia siempre hubo plata, y la sigue habiendo, para supuestas causas disfrazadas de cultura o, como pasa ahora, para mejorar la imagen de lo que no tiene mejoría, pero no para lo que en realidad vale la pena.

El viejo murió de viejo en septiembre de 2009, a la espera de que tuvieran la gentileza de darle el mínimo respeto que merecía. Entre otros, esos políticos y señoritos que le abrazaban en donde tenían la suerte (mala, para él) de topárselo. Cuando le pedían que les hiciera una foto que jamás pasaban a recoger a su estudio. Y si lo hacían, se la llevaban de cortesía, como acostumbran hacer con todo.

Así son. Nada que hacer. Como decía Guerrita, el torero: “Lo que no puede ser no puede ser y, además, es imposible”.

Mejor recordar la sonrisa de Manuelhache, que eran la bondad y la transparencia mismas. Y las fotos oportunas que serían un tesoro en otro lado, pero que aquí no merecen atención por esa extraña vocación nuestra de escapar a la memoria, a la historia.

Pese a tanta ingratitud, el Maestro y su obra están más vivos que nunca.
Y él, tan joven como si no se le notaran, en donde se encuentre, los 100 años de existencia que cumplirá este 14 de julio. Feliz de lo que hizo.

"...Entonces se le acabaron los rollos y la luz, y volvió a la casa a revelar, a copiar, a ampliar (...) Cuando la ciudad volvió a andar, Manuelhache regresó a los billares.

Todos tenían una historia del 9 de abril y otros algo más: paños ingleses, radios, joyas, vestidos. La suya, su historia, estaba en fotos (...). El tipo decidió ser fotógrafo".

Sigue en Twitter @VictorDiusabaR

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