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De: Diego; para: Lionel

Dirán ustedes que qué más se puede esperar de un tipo al que consumieron sus adicciones, aparte de acusarlo de ser argentino.

14 de octubre de 2018 Por: Víctor Diusabá Rojas

De tantas cosas fáciles que hay en el mundo (entre muchas, autoproclamarse animalista, creyente, incomprendido o solidario) hay una que no falta: ser de Messi y no ser de Maradona. O ser de Messi y no ser de Pelé. O, incluso, no ser de Messi pero necesariamente sí ser de Cristiano.

Traigo el cuento hoy, luego de la despachada de las últimas horas del Diego (como le dicen sus cercanos y, sus lejanos, que finalmente son los mismos) contra Lionel. Imagino que la leyeron pero no sobra recordar un par de frases de esas tan suyas que traen incorporado el bisturí: “Es inútil querer hacer caudillo a un hombre que va veinte veces al baño antes del partido”.

Y la otra: "Quiero ir a favor de Messi, y yo digo que es grandísimo jugador pero no le da (para la Selección). Tráeme a aquel, a aquel y a aquel, pero no. Él se va a jugar PlayStation antes de hablar".

Dirán ustedes que qué más se puede esperar de un tipo al que consumieron sus adicciones, aparte de acusarlo de ser argentino, esa vieja tara nuestra que va a donde sabemos una vez conocemos de verdad a uno de ellos y encontramos que hay poca gente tan buena. Pero ese es otro tema.

Sigo, no solo le debe haber caído pésimo a los messinomanos colombianos la carga de Maradona contra ese buen jugador de fútbol que es su ídolo, sino que ya le sabe mal a sus propios paisanos. “Preguntarse si Maradona podía haberse ahorrado el mal gusto, el golpe artero y la crueldad (contra Messi), o asombrarse por su tono, por sus formas, sería equivalente a asombrarse por la cantidad de sales minerales que hay en el mar”, dice Walter Vargas en Olé, el diario deportivo.

Sí, el problema no es lo que dice Maradona sino que sea Maradona el que lo dice. Pero, me parece que de muchas cosas (unas atinadas y otras, nada) con las que ‘El Pelusa’ hace titulares, esta me parece que es así: Messi es un gran jugador de fútbol y por ello pasará a la historia.

En cambio, no tiene cómo entrar al panteón de los valientes. Ni falta que le hará, dirán algunas. Tampoco a su robusta cuenta corriente. Messi, retomo palabras del mismo Vargas, “no es un líder carismático, ni Rambo, ni Superman, ni un caudillo levantisco, condiciones que él jamás ha reclamado para sí. A grandes rasgos Messi es un muchacho de costumbres sencillas, que lleva adelante su vida como puede, que no se mete con nadie…”.

He ahí la diferencia de Lionel con Maradona, no la de que no se meta con nadie, sino que en la cancha jamás haya podido ser eso mismo, y a la vez: Superman, Rambo (mejor El Zorro, digo yo, o Capitán América, apunta mi hijo chico), un caudillo levantisco (no un caudillo con poder, que es la antítesis del levantisco), en definitiva, un líder.

Dirán sus defensores que ni falta hace, porque su ‘Pulga’ resuelve todo en dos metros cuadrados o en un centímetro, si es necesario. Mejor dicho, será su argumento: que la fantasía no necesita de nada, menos de cuota alguna de valentía.

Claro está, Messi es de otra galaxia. Por lo que es, pero no menos porque siempre ha tenido en la tripulación de este largo viaje de diez años nombres y apellidos como Xavi, Iniesta, Busquets, Suárez, Rakitic, Alves y muchos más (si quieren pongan a Neymar Jr, el futbolista).

¿Cómo le iría a ese mismo muchacho de costumbres sencillas, que no se mete con nadie, al lado de Garré, Brown, Cucciufo, Olarticoechea, Enrique, Pumpido, Giusti y Batista, vestidos todos ellos con la camiseta del Barcelona F.C.? No se sabe, es nada más que una hipótesis. Eso mismo que no es Maradona, el Diez, el campeón del mundo.

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Sobrero: En evidencia quedaron oportunistas de diferentes esquinas que pretendieron consignar a su nombre la marcha estudiantil en defensa de la Universidad Pública. Ahí están, esos son...

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