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¿Para cuándo?

Dos años y once meses. Eso es lo que llevamos esperando los vallecaucanos, y en particular quienes a diario usamos esa carretera, a que concluya la ampliación de la vía antigua Cali-Yumbo.

30 de junio de 2020 Por: Vicky Perea García

Dos años y once meses. Eso es lo que llevamos esperando los vallecaucanos, y en particular quienes a diario usamos esa carretera, a que concluya la ampliación de la vía antigua Cali-Yumbo.

Dirán algunos que es poquito tiempo para lo que se demora cualquier obra pública en Colombia, sobre todo si se realiza en el Valle, donde ya perdimos la cuenta de cuánto retraso lleva la construcción de la doble calzada a Buenaventura. Pero aceptar que aquí cualquier proyecto de infraestructura vial se vuelva eterno, y sobre todo quedarnos callados frente a ello, es inadmisible.

No se nos puede olvidar que ahí es a donde va buena parte de los impuestos que pagamos, por lo tanto es nuestra plata, que aportamos para el desarrollo regional y nacional, la que estamos en obligación de vigilar, de exigir que se invierta bien y que no se pierda en las redes de la corrupción o el clientelismo.

Lo de la vía antigua Cali-Yumbo no aguanta más excusas. En el 2013 se logró que la Nación aportara los recursos para financiar la obra, pasaron cuatro años más y en marzo del 2017 se adjudicó el primer tramo del proyecto: 1,3 kilómetros entre Menga y Gecolsa.

El ganador fue el consorcio Eysang 2017, del que hace parte la firma Amézquita Naranjo Ingeniería, conocida en el Valle porque ha conformado otras uniones temporales como la del Puente de Juanchito -contrato que se rescindió por insolvencia del contratista-, la de la ampliación de la carretera a Pance y ahora la de la vía Cali-Jamundí.

El 19 de agosto de ese año se firmó el acta de inicio de la obra, que debería estar lista en siete meses y costaría $13.795 millones. Hoy, dos años y once meses después, sigue sin terminarse y, peor aún, los trabajos están parados.

En este tiempo ha pasado de todo: fue necesario reponer redes de acueducto y alcantarillado obsoletas; Emcali también se demoró en aprobar el diseño de las redes de energía y reubicar los postes; además se debió surtir el trámite de expropiación de tierras, como la montaña que terminó cortada a la mitad para pasar la vía, aun cuando al frente había suficiente espacio para hacer la ampliación. Y así.

Por ello el plazo de entrega se corrió para el 31 de diciembre de 2018. Pero tampoco fue. En el 2019 se pararon los trabajos en dos ocasiones, primero entre mayo y junio, luego del 9 de diciembre al 7 de enero de este año. Y claro, el confinamiento por la pandemia también obligó a detenerse en marzo. Aunque el sector de la construcción fue el primero en regresar por disposición del Gobierno, esta es la hora en que el primer trayecto sigue sin reiniciarse.

Las excusas van y vienen, como la que dio a principio de junio el señor Amézquita, según la cual solo estaban a la espera de los pasaportes sanitarios y adecuar las medidas de seguridad, lo que no tardaría más de quince días. Pero nada. No se ve movimiento de trabajadores ni de maquinaria.

El segundo tramo de 1,7 km entre Gecolsa y el crucero de Dapa, que se adjudicó en junio de 2018 por $18.000 millones e igual se entregaría en diciembre 31 de ese año, tampoco se ha terminado, además que se debió hacer una adición presupuestal de $4.000 millones. La diferencia es que pese al incumplimiento, ahí el contratista regresó a principio de mayo a trabajar y avanza en lo que aún falta.

Por la antigua vía a Yumbo se movilizan cada día, en tiempos normales, entre 20.000 y 25.000 vehículos. Número que se duplica cuando por alguna circunstancia hay cierres en la Autopista Cali-Yumbo. Todos nosotros, y me incluyo porque esa es mi ruta para salir y regresar a casa, somos damnificados por el incumplimiento.

Como usuaria y contribuyente espero que se explique por qué se ha permitido el retraso. Y sobre todo, que se haga cumplir. Ya no más excusas, ni siquiera esa que escuché, según la cual es más costoso rescindir el contrato que dejar que concluyan la obra. ¿O sea que si son uno o cinco años más, nos quedamos cruzados de brazos?

Ojalá esta no sea otra obra más, como la doble calzada a Buenaventura, por la que haya que esperar décadas.

Sigue en Twitter @Veperea

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