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Se nos olvida

Y tanto se nos ha olvidado cómo era nuestro país que en el Congreso está enredada la JEP, la Jurisdicción Especial para la Paz, columna vertebral de los acuerdos de Cuba.

7 de noviembre de 2017 Por: Vanessa De La Torre Sanclemente

A los colombianos se nos ha olvidado cómo eran los festivos de hace unos años. Encerrados en las ciudades, temerosos de pescas milagrosas; habitantes de un país que desconocíamos ante la imposibilidad de sumergirnos en sus montañas y parques naturales. Colombia ha sido siempre preciosa pero los colombianos no siempre la hemos podido disfrutar.

Este fin de semana me sumergí con mi familia en el parque Nacional Natural Chingaza, una reserva ecológica magnífica cerca de Bogotá, donde vivo. Caminamos horas entre un cielo imponente y un verde infinito de tonalidades incontables. De verdad que es tan hermoso nuestro país. Hago lo posible por recorrerlo, en carro, barco o avión, en lo que sea, pero siempre buscando lugares escondidos que una década atrás no podía visitar.

A los colombianos se nos olvida cómo eran los titulares de prensa, el temor de los atentados, la infamia de la guerra. A mí no, porque me ha vuelto más creativa a la hora de buscar y proponer noticias y hoy miro historias que antes eran imposibles porque la muerte es siempre más importante que todo el talento junto.

Y tanto se nos ha olvidado cómo era nuestro país que en el Congreso está enredada la JEP, la Jurisdicción Especial para la Paz, columna vertebral de los acuerdos de Cuba. Hay 37 parlamentarios que decidieron no votar argumentando impedimentos. ¿Si el Gobierno -que está andando ya con la gasolina de reserva- tuviera la mermelada de años anteriores y si no estuviéramos ad portas de una campaña presidencial, los legisladores estarían tan impedidos? Detrás de esta falta de quórum para votar la JEP hay una vergonzosa evidencia de que en la política colombiana pesa más el voto del momento que el peso de la historia.

Seis agotadores años tardaron los negociadores en ponerse de acuerdo en todo lo que dice la JEP. Si esta no se aprueba en las semanas venideras las consecuencias serían realmente preocupantes. Hay ocho mil o más guerrilleros que confiaron en esos acuerdos para entregar sus armas, el temor del rearme es real y latente. No se trata, como dicen algunos por ahí, de agradecerles como si fueran almas caritativas, obvio que no. Se trata de creer que es posible un mejor país y construirlo. Y en la JEP están las herramientas jurídicas de ésa construcción. La diferencia entre las naciones que tienen futuro y las que no, es la capacidad de sus ciudadanos de soñar, de creer que las cosas pueden ser mejor, de tener esperanza y de trabajar para que los hijos puedan recorrer parques naturales y lugares asombrosos los fines de semana.