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El paro

Es lunes, 2:00 p.m. Trato de buscar un pasaje Cali-Bogotá: $1.311.200 en Latam, $585.000 en Avianca clase ‘flexi’, o $882.810 en clase ejecutiva. No hay cómo viajar más barato.

25 de septiembre de 2017 Por: Vanessa De La Torre Sanclemente

Es lunes, 2:00 p.m. Trato de buscar un pasaje Cali-Bogotá: $1.311.200 en Latam, $585.000 en Avianca clase ‘flexi’, o $882.810 en clase ejecutiva. No hay cómo viajar más barato. Lo que hay es un Estado incapaz de garantizar a sus habitantes algo tan elemental como trasladarse a precios razonables.

De Cali a Bogotá toca pasar La Línea. La última vez que lo hice estuve cinco horas en una vía que perfectamente se podría recorrer en hora y media. El túnel aquel, nada que lo terminan y entonces el proyecto de una de las principales carreteras de Colombia sigue enredado en robos descarados de presupuesto.

Entonces no, la carretera no es una opción para este viaje de última hora. ¿Tren? Ah, no, tampoco. En alguna época preciosa de nuestro país hubo trenes. La modernidad los acabó y a cambio nos dejó el monopolio de una aerolínea en la que 259 pilotos de los 1338 que tiene deciden irse a huelga -dicen ellos que con razón, pero muchos les endilgan la mayor arbitrariedad posible-. De hecho, presentaron unas exigencias que la propia aerolínea ha calificado de insostenibles para cualquier empresa. Y, entonces, se detienen los cielos del país.

Avianca es un negocio, no una ONG. El año pasado tuvo utilidades de 40 millones de dólares después de pérdidas que en otros años llegaron a los 120 millones de dólares. Si les otorgan a los pilotos todo aquello que están pidiendo, el gasto para la compañía sería de 290 millones de dólares. Insostenible. En el mundo tienen 22.000 empleados, de los cuales 8500 están en Colombia. Los que están protestando son 259 de los 702 pilotos afiliados a la Asociación del Transporte Aéreo en Colombia (Atac). Todos preparadísimos, pilísimos, con múltiples beneficios para ellos y sus familias, pero también con la evidente capacidad de frenar el transporte aéreo en el país. Y como es un negocio, el dueño de Avianca ya considera contratar a otros pilotos menos “conflictivos” y hasta irse de Colombia.

En eso está la pelea: los pilotos, inamovibles. Los ejecutivos de la compañía, queriendo declarar ilegal la huelga. La Ministra de Trabajo diciendo que qué hubo, que le apuren, que ella no puede dedicarse solamente a solucionar este problema. Entretanto, miles de viajeros sentados, y un panorama poco alentador.

En Colombia declarar ilegal una huelga marcaría un precedente supremanente grave. Todos tenemos derecho a la protesta pero, ¿hasta dónde un Estado como el nuestro debe permitir el abuso de esos derechos?