Te presento a las inteligencias artificiales

Desde que te despiertas hasta que te duermes, la inteligencia artificial ha tocado varias partes de tu día. Una versión de la IA corrigió tu mensaje de texto, otra te ayudó a seleccionar películas en Netflix y otra más te llevó a tu destino en un mapa. Si hay aspectos de tu vida exentos de la IA, cada vez serán menos.

La versión más famosa de la inteligencia artificial es el chatbot. Piensa en ChatGPT. Quienes usamos habitualmente estos chatbots, terminamos conversando con ellos sobre todo tipo de asuntos: resolver dudas, crear recetas y discutir interpretaciones de poemas.

No exagero cuando digo que hablo más con Claude que con muchos de mis amigos. Cuando Inflection liberó las estadísticas de uso de su chatbot (Pi), la gente pasaba, en promedio, más de treinta minutos hablando con Pi en cada interacción.

Es común ver artículos que dicen que ‘la inteligencia artificial’ hace esto o predijo aquello. Cuando encuentro un artículo así, lo suelo pasar por alto. Esta forma de hablar es más usual entre personas que recurren poco a estas plataformas.

Para quienes las utilizamos a diario, es difícil hablar de ‘la inteligencia artificial’. Es casi como decir que hablé con ‘un colombiano’ y ya lo sé todo sobre ‘los colombianos’.

Las diferencias entre los chatbots son marcadas. La personalidad con la que conversa Claude es distinta a la de Perplexity, y el estilo de los textos de Gemini es diferente al de ChatGPT.

Incluso dentro de una de estas herramientas hay variaciones importantes. Al hablar de ChatGPT, ¿nos referimos a GPT-3.5, a GPT-4 o un GPT especializado? Hace poco leí un artículo de un profesor universitario que criticaba a ChatGPT por dar resultados pobres, pero estaba usando la versión más débil: GPT-3.5. Es fácil criticar los resultados de GPT-3.5; es mucho más difícil criticar las respuestas de GPT-4.

Además, estas herramientas están diseñadas para no repetirse (¡casi nunca!), así que preguntarle algo a Claude no me dice mucho sobre lo que ‘Claude’ puede hacer, sino lo que hizo en el momento en el que le pregunté. Si obtenemos una respuesta insatisfactoria, a menudo basta con repetir la pregunta para obtener un resultado mejor (o al menos distinto).

En vez de hablar de la “inteligencia artificial” en general, prefiero dedicar las primeras columnas a conocer las principales herramientas de IA disponibles hoy. Quiero destacar la palabra ‘hoy’ en la oración anterior. Estas tecnologías están cambiando muy rápido. Es probable que lo que diga ahora quede desactualizado en tres meses. Pero, mientras tanto, es importante conocer los mejores chatbots del momento.

Bueno, ¿y qué tan relevante es, en últimas, aprender a usar estas plataformas? ¡Mucho! Resistirse a usar estas herramientas ahora, o usarlas mal, puede hacer que alguien pierda el trabajo que su colega ‘cyborg’ (usuario activo de la IA) está haciendo mejor y más rápido.

Usarlas bien, también nos alerta sobre su mal uso, algo que nos interesa si nos topamos con noticias falsas, calificamos trabajos de estudiantes o no queremos que una ‘alucinación’ (información inventada) de una IA termine en las comunicaciones de una empresa.