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Un clásico del periodismo

En plena noche sonaron los tiros, refulgieron los fogonazos de los rifles, pero con un imprevisto y es que siete de los doce fusilados no murieron.

27 de noviembre de 2018 Por: Santiago Gamboa

Una de mis tareas en la Feria del Libro de Guadalajara, esta semana, será presentar una nueva edición -publicada por la universidad de la Unam- de uno de los libros más extraordinarios que se han escrito en América Latina. Me refiero a Operación masacre, de Rodolfo Walsh, el verdadero precursor de lo que hoy llamamos ‘periodismo literario’, es decir una crónica que parte de la realidad y que, usando las armas de la novela, construye un relato que nos permite comprender y casi vivir un hecho concreto.

En el caso de este libro grandioso, que se publicó en Buenos Aires en 1957, nueve años antes que A sangre fría, de Truman Capote (considerado el iniciador del periodismo narrativo), es la historia de una tenebrosa operación de la Policía argentina en la época de la dictadura de la Revolución Libertadora, el 9 de junio de 1956. ¿Qué pasó? Tras un fracasado levantamiento instigado por los peronistas se inició la represión, y poco antes de decretar la ley marcial la Policía irrumpió en varias residencias de la capital y secuestró a un grupo de personas, acusándolas de ser peronistas; luego las llevaron a un basural, a las afueras de la ciudad, para fusilarlas. Y así se hizo. En plena noche sonaron los tiros, refulgieron los fogonazos de los rifles, pero con un imprevisto y es que siete de los doce fusilados no murieron. Quedaron malheridos entre los demás cuerpos, pero sobrevivieron y huyeron, corriendo del otro lado del basural cuando la Policía ya los daba por muertos y se había ido.

Por casualidad, seis meses después de los hechos, el escritor de novela negra y periodista de izquierda Rodolfo Walsh, que en esta historia hace las veces de investigador en primera persona, encuentra a uno de los sobrevivientes. Y comienza la historia del libro, que se basa en la reconstrucción de los hechos a partir del testimonio de los sobrevivientes. El libro de Walsh fue un verdadero revulsivo en la Argentina de fines de los 50, pues documentó con precisión un caso flagrante de terrorismo de Estado que, lamentablemente, se repetiría a lo largo y ancho del continente, de mil maneras, en las sucesivas dictaduras latinoamericanas, y que llegaría incluso a Colombia con el muy reciente caso de los falsos positivos.

Porque todos los libros que investigan sobre hechos atroces, en América Latina, son de algún modo hijos de Operación masacre, pero también lo son todos aquellos que indagan sobre la realidad de un modo narrativo, pero desde el periodismo, como hacen hoy los extraordinarios escritores Alberto Salcedo Ramos u Olga Behar, por ejemplo, que desde diferentes temáticas nos han mostrado la realidad de un país que, como el nuestro, ha sufrido la violencia con mayúsculas. Rodolfo Walsh sobrevivió a la dictadura argentina de los años 50, pero no a la de los 70, a la cual se opuso desde la clandestinidad. Y un día de marzo de 1977 fue emboscado por un grupo de agentes en plena ciudad, y a partir de ahí corre la leyenda: que se defendió con un arma y logró herir a uno de sus agresores; que fue herido y llevado a una sala de torturas, y luego tirado desde un helicóptero al mar. La vida y la muerte de Walsh, de cualquier modo, estuvieron marcadas por este gran libro, que aún hoy late como un corazón oscuro en el centro de nuestra tenebrosa historia latinoamericana.