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La vida desde la otra orilla

Uno de los mejores encuentros literarios que tuve recientemente fue con la...

18 de mayo de 2016 Por: Santiago Gamboa

Uno de los mejores encuentros literarios que tuve recientemente fue con la escritora norteamericana de origen colombiano Patricia Engel, cuyo libro de relatos Vida tuve la fortuna de presentar en la Feria del Libro de Bogotá. Vida, editado por Alfaguara y traducido por Santiago Ochoa, está en la tradición de libros de cuento con unidad temática, pues cada una de las narraciones tiene por protagonista al mismo personaje pero en diferentes momentos de su vida y con diferentes lances. El personaje se llama Sabina, una mujer de origen colombiano, de clase media alta, que vive su adolescencia en Nueva Jersey y luego en Nueva York y Miami. Cada una de las historias hace referencia a un episodio clave, con temas que van desde el primer amor, la maldad y la competencia entre las mujeres, el deseo y la belleza, la infidelidad, el erotismo, la amistad y, por encima de todo, la relación con ese lejano país del que vinieron sus padres, Colombia, y que para el personaje es una fuente de historias y referencias de diverso signo, desde lo idílico hasta lo tremebundo. Sus padres y los demás expatriados de la diáspora colombiana “se reunían a comer sancocho y oír vallenatos para apaciguar su culpa por haber dejado la madre patria”, y en esas reuniones se hablaba del país como de un lugar enloquecido y peligroso, con su corte de paramilitares, guerrilleros, secuestradores, delincuentes y corruptos, pero también como un lugar del que emanan bellísimos recuerdos de abuelas sabias y paisajes entrañables que están en el centro de su identidad y al que inevitablemente volverán. En esas reuniones, donde la mayoría de los colombianos expresaba su orgullo por haber podido educar a sus hijos fuera del país, rondaba esa pregunta que está siempre en la cabeza de cualquier exiliado: “¿Qué pasaría si nos hubiéramos quedado a vivir en Colombia?”. Aunque el padre, en otro cuento, dice: “Este país no nos quiere de regreso”, después de haberlo comparado con un cementerio.La escritura de Engel es rápida, envolvente, llena de destellos y humor. Cuando el novio gringo de Sabina le pone cuernos con una panameña, ella lo recrimina diciéndole: “Panamá era de Colombia, estúpido”. En otro momento se refiere a una “condena por infidelidad en segundo grado”, por tratarse de una expareja. Y también momentos de gran ternura, como cuando uno de sus personajes dice: “No existe el amor. Sólo hay personas que viven la vida juntas. Mañana será mejor”. En alguna página llama a Miami “la Jerusalén de los colombianos”. En fin, tantos aciertos en la escritura que al ser publicado en Estados Unidos, en 2010, recibió el aplauso de prestigiosos reseñadores de The Economist, The New York Times o Vanity Fair, así como el apoyo de Junot Díaz.Leyendo este libro de Patricia Engel, así como su más reciente novela en inglés (la extraordinaria The veins of the Ocean), me pregunto si Engel podría ser considerada también una novelista colombiana que escribe en inglés, y pienso que sí, pues a pesar de haber nacido y vivido toda su vida en EE.UU. su modo de ver el mundo está fuertemente influenciado por esa doble pertenencia. Igual que Junot Díaz, autor dominicano en inglés, o Daniel Alarcón, de origen peruano. Porque tal vez ya es hora de comprender que la literatura colombiana, como la latinoamericana, no sólo se está escribiendo en español.Sigue en Facebook Santiago Gamboa - club de lectores