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El islam en Occidente

Desde hace unos cuantos días, y tras los feroces atentados, muchos religiosos...

3 de agosto de 2016 Por: Santiago Gamboa

Desde hace unos cuantos días, y tras los feroces atentados, muchos religiosos islámicos, desde simples creyentes hasta imames, han asistido a misas católicas en Francia y en Italia para rezar al lado de los católicos, en solidaridad por el degollamiento del padre Hamel, en Francia, y para rechazar cualquier posible amalgama entre esos actos terroristas y su fe islámica. Esto es algo absolutamente inédito en la historia de las dos religiones y que podría derivar en algo sumamente interesante. Musulmanes con sus chilabas y su libro escrito en árabe al lado de cristianos y católicos en casulla y la Biblia griega. Al ver en las noticias estos episodios espontáneos recordé la fiereza con la que estas dos religiones se combatieron en el pasado, y el hecho geográfico de que el cristianismo se expandió desde el centro de Europa hacia Occidente, mientras que el Islam, partiendo del Medio Oriente, conquistó gran parte de África y se encaminó hacia el Este hasta llegar a Filipinas, convirtiendo enormes extensiones y culturas que ya eran milenarias y tenían dioses muy antiguos y consolidados, caso del Indostán, que hoy incluye Pakistán, India, Sri Lanka y Bangladesh, los cuales suman unos 600 millones de creyentes. Un movimiento histórico tan descomunal como el que cumplió el cristianismo en el sentido geográfico contrario, impulsado por el Imperio Romano.Uno de los territorios de disputa más fuerte entre el islam y el cristianismo fue España, donde los musulmanes estuvieron siete siglos y crearon el extraordinario califato de Al Andalus, cuya biblioteca, en el año 1.000 d.c., era más grande y completa que la de cualquier centro o universidad del mundo europeo cristiano. Más tarde, los reyes católicos expulsaron a los hispano musulmanes y también a los judíos españoles, lo que dio para varios siglos de atrocidades, crímenes y guerras. Y luego, con la proclamación del Estado de Israel en 1948, los musulmanes y los judíos entraron en guerra, dos comunidades que en el pasado no habían tenido grandes conflictos y que más bien solían convivir y unirse ante la ferocidad de las espadas y lanzas cristianas. El cristianismo, sobre todo en su vertiente protestante y anglosajona, acompañó a sociedades que se desarrollaron enormemente en términos de cultura e industria, mientras que las regiones del islam vieron un desarrollo económico y tecnológico más lento. ¿Tiene algo que ver la religión con todo esto? No lo excluyo. El estatismo de una palabra autoritaria y atemporal versus la moral del patrimonio y el rédito. La moral protestante del capitalismo versus ese monoteísmo radical que es el islam. El resultado de estas contradicciones, hoy, está ante nuestros ojos. La velocidad de la historia no es la misma para todos y el Califato o Estado Islámico quiere recrear una edad de oro que se perdió hace varios siglos. Ese islam fiero y hecho de espadas quiere remontar la corriente de la historia, mientras que el otro, el islam más moderno que se ve en ciertas comunidades de Europa, quiere encontrar su lugar dialogando con las demás religiones, sobre todo con el cristianismo. De ahí que el pavoroso degollamiento del sacerdote Hamal, un crimen medieval de los fanáticos islámicos, podría desembocar, de forma involuntaria, en una fuerza de progreso que poco a poco encuentre un camino de unión entre ambas religiones.Sigue en Facebook Santiago Gamboa - club de lectores