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Compleja política de crecimiento

El efecto positivo de la mayor eficiencia y los cambios técnicos que...

11 de abril de 2011 Por: Rudolf Hommes

El efecto positivo de la mayor eficiencia y los cambios técnicos que han tenido lugar en los sectores más productivos (industria, minería, comunicaciones y algunas áreas de servicios, por ejemplo los financieros) ha sido contrarrestado por un descenso en las participaciones de la industria y otros de esos sectores en el empleo. Por ejemplo, como lo advertí en la columna que apareció el viernes pasado en El Tiempo de Bogotá, el sector industrial, que ha sido uno de los que más han aumentado su productividad, pasó de emplear casi el 31% de la mano de obra en 1990 a una participación inferior al 20% en los últimos años. Buena parte de su ganancia en productividad proviene de haber pasado a tecnologías más intensivas en capital y menos en mano de obra.El problema para el diseño de una política exitosa de crecimiento económico con aumentos de la productividad, que contribuya a que la economía crezca más aceleradamente, es que se necesita promover al mismo tiempo el crecimiento y la capacidad de generar empleo del sector industrial e inducir aumentos significativos en la productividad del sector agropecuario y la de los sectores de servicios que absorben mano de obra con baja productividad, que están entre los más caracterizados por la informalidad. Esa política tiene que ser muy distinta a la “política industrial” que piden algunos sectores proteccionistas. El proteccionismo impone un fuerte sesgo en contra de las exportaciones, y lo que se necesita es exportar mucho más, particularmente bienes industriales. La excesiva protección también limita las posibilidades de crecimiento de los sectores productivos porque estos producen para el mercado local y están limitados en su crecimiento y el aprovechamiento de las oportunidades de especialización y de las de escala que quedan todas supeditadas al tamaño del mercado doméstico.Para que la productividad promedio total hubiera crecido al 1% anual con las productividades y las tendencias que se han observado desde 1990, el sector industrial tendría que haber crecido alrededor del 60% más desde 1990 mantenido su participación en el empleo, 11 puntos por encima de su nivel actual. Esto no lo pudiera haber hecho sin un crecimiento muy significativo de las exportaciones. con sus impactos positivos en el ingreso, el consumo y el ahorro. Esto no sucedió pero hubiera sido muy deseable por su efecto sobre el empleo total y porque estaría la economía en un círculo virtuoso. Colombia no lo ha experimentado además porque ha continuado la migración del campo a las ciudades de la mano de obra empujada por la violencia. Se le dio un gran impulso al sector de la construcción, pero no se ha obtenido un desarrollo industrial exportador que absorba productivamente la nueva mano de obra urbana. Tenemos un sector industrial mucho más productivo que el que existía hace 20 años, pero no ha crecido lo suficiente para absorber la mano de obra que sobra en las ciudades, aumentada por la migración suscitada por la inseguridad rural y el desplazamiento forzado. Es necesario modificar las tendencias que impulsan el cambio estructural en el sentido contrario al que se necesita, para que la mano de obra fluya a los sectores más productivos de los menos productivos y para que estos aumenten su productividad y su producción. Se están dando algunos pasos en la dirección correcta, pero al mismo tiempo se perciben obstáculos. Los más prominentes son el comportamiento de la tasa de cambio, la inseguridad regional, la ausencia de una estrategia exportadora y la lentitud de los gobiernos para ejecutar.