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¿Una oportunidad?

Desde hace ya algunos años se había venido planteando en foros académicos e incluso empresariales las dudas sobre la viabilidad y sostenibilidad del modelo liberal.

22 de mayo de 2020 Por: Ricardo Villaveces

Desde hace ya algunos años se había venido planteando en foros académicos e incluso empresariales las dudas sobre la viabilidad y sostenibilidad del modelo liberal y de mercado que dio sustento a esta fase de globalización que ha marcado el desarrollo de la humanidad en los últimos treinta o cuarenta años. Las grandes falencias que se venían observando en relación con la obscena concentración del ingreso, la no viabilidad de los sistemas pensionales, la falta de cobertura en los sistemas de salud, entre otros, hacían crecer las críticas al modelo que se vio en los tiempos de la Guerra Fría como la solución ideal.

Pues bien, el Covid-19 ha servido para hacer cada vez más evidentes las falencias de ese modelo y si a eso se le suma la insistencia de Trump por despedazar la institucionalidad multilateral lo que se viene serán tiempos de grandes replanteamientos. Como bien decía Gabriel Silva en artículo reciente, si The Economist, la revista del modelo de mercado por excelencia, se plantea si hemos llegado al fin de la globalización es porque se sienten “pasos de animal grande” que van a dar origen a cambios de mucho fondo a nivel mundial. Vendrán tiempos de confusión y estarán sobre el tapete debates alrededor de Estado de bienestar o libre mercado, globalización o proteccionismo, democracia o autoritarismo. Es decir, estamos en épocas de transición en asuntos de fondo y el Siglo XXI estará marcado en gran medida por lo que resulte de esta época.

¿Será entonces un momento para que Colombia tenga un papel solo de observador y terminemos ajustándonos al vaivén de lo que decidan los demás? ¿O será un momento para aprovechar la oportunidad? Como bien lo dicen varios analistas el país ha mostrado que en algunos momentos de su historia ha logrado consensos alrededor de temas que Álvaro Gómez hubiera llamado acuerdos sobre lo fundamental. Por solo mencionar dos casos el Frente Nacional y la Constitución del 91 responden a este tipo de comportamientos.

El remezón que nos está imponiendo el Covid-19, junto con la crisis del petróleo y un escenario internacional de total incertidumbre permitiría pensar que con todo y nuestros problemas la inmensa mayoría de los colombianos está entendiendo que estamos viviendo tiempos en los que la polarización alrededor de los acuerdos de paz o las diferencias en muchos temas son hoy injustificables y hay temas de mucho más fondo por los que habría que preocuparse.

Con los problemas que se nos vienen en temas como el empleo, la caída del ingreso, la situación fiscal, el debilitamiento del aparato productivo, la necesidad de un sistema de salud fuerte y, sobre todo, un sistema de Justicia que opere resulta fundamental estar de acuerdo en lo esencial para abordar estos problemas y sobretodo el de la corrupción.

¿No será entonces que es el momento de aprovechar ese estado de ánimo en el que se está entendiendo que la incertidumbre es global y que los problemas pueden ser de mucha mayor envergadura para construir consensos acerca de temas claves y poder adelantar, o por lo menos empezar, a realizar muchos de los cambios que el país requiere.