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Un gran desafío

Como si los problemas inmediatos fueran pocos hay retos de mucho fondo para los años que vienen y el nuevo gobierno debería dar pasos firmes en la búsqueda de soluciones.

8 de octubre de 2021 Por: Ricardo Villaveces

La complejidad de la agenda pública y los problemas a enfrentar para quien resulte elegido son de gran calado. Algunos son inaplazables, como ocurre con la situación fiscal que obligará al nuevo gobierno, si es responsable, a inaugurarse con una nueva reforma tributaria o, problemas como el de la relación con Venezuela, que evidentemente necesita una pronta reorientación.

Desde otro frente es urgente enfrentar el crecimiento el narcotráfico y esto no se soluciona con más de lo mismo, o con medidas que han demostrado su ineficacia como es la fumigación. Esto no solo porque Colombia lo necesita, sino porque el mundo nos va a presionar cada vez más y el reto es enorme en este frente.

La inseguridad y la violencia requieren atención inmediata y en lugar de tratar de destruir lo que se ha conseguido hay que concentrarse en enfrentar a los nuevos grupos que, como lo indican los últimos informes, más que disidentes son nuevos reclutas financiados por el narcotráfico y se requieren nuevos enfoques para enfrentarlo. Ni se diga lo que tiene que ver con la tragedia social de desempleo y crecimiento de la pobreza consecuencias de la pandemia.

Como si los problemas inmediatos fueran pocos hay retos de mucho fondo para los años que vienen y el nuevo gobierno debería dar pasos firmes en la búsqueda de soluciones. Es evidente, por ejemplo, la peligrosa dependencia de nuestras exportaciones de la minería y el petróleo y la transformación energética global que se acelera cada vez más por cuenta del imparable cambio climático.

La demanda por hidrocarburos y carbón va a reducirse significativamente y esto puede llevar los precios a niveles que hagan inviable su extracción. Eso no se va a presentar en el próximo gobierno, pero este tiene que avanzar con eficacia en la sustitución en las fuentes de divisas antes de que sea tarde.

Y hay que ser realistas y entender que esto no se va a lograr por la vía de proyectos tradicionales en la industria o la agricultura. Lo que se pueda hacer en estos frentes hay que hacerlo, pero el futuro está es en la economía de servicios y de base tecnológica. Allí hay un potencial significativo para generar empleo y para generar divisas. Algo se ha avanzado, pero es mucho lo que falta por hacer y el nuevo gobierno debe sentar las bases para consolidar una transformación productiva de fondo en lugar de insistir en modelos que ya no fueron.

Ojalá las campañas estén trabajando en los temas verdaderamente relevantes pues los candidatos tendrán que dedicarse a los votos y, tristemente, ya se ha visto que las elecciones no se ganan con argumentos ni con planteamientos de fondo, sino con sentimientos y emociones. El reto es motivar a unos ciudadanos hiperconectados y, paradójicamente, desconectados que no solo no oyen los planteamientos de los demás, sino que responden es al sensacionalismo y a los escándalos, como se desprende, por ejemplo, de las tendencias en Twitter o de las noticias más leídas en los periódicos tradicionales y digitales.

Gran desafío el que tiene Colombia por delante.