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Un escenario incierto

Quizás el evento de mayor repercusión, sin saberse cuales serán todas sus consecuencias, ha sido tener a Trump de presidente de los Estados Unidos.

22 de diciembre de 2017 Por: Ricardo Villaveces

Termina 2017 y es época de balances, de buenos propósitos y decenas de analistas ocupándose de los temas colombianos. En el Siglo XXI pensar solo en lo doméstico no es suficiente. Las oportunidades y las limitaciones del país estarán determinadas, en gran medida, por lo que suceda más allá de nuestras fronteras. Y están sucediendo muchas cosas.

Quizás el evento de mayor repercusión, sin saberse cuales serán todas sus consecuencias, ha sido tener a Trump de presidente de los Estados Unidos. Las acciones y orientaciones de este país habían venido determinando el curso del mundo desde la época de la posguerra y se había aceptado el orden mundial que de allí se desprendió. Un enfoque de una potencia y multilaterilasmo en el mundo occidental, con un continente asiático que solo hace unos años comenzó a surgir con fuerza pero enmarcado, en la mayoría de los casos, en un modelo que giraba alrededor de Washington. El Banco Mundial, el FMI, Naciones Unidas, la OMC, la Otan, etc., han sido instituciones con una gran incidencia y en todos los casos han tenido, a su vez, una gran influencia de los Estados Unidos como el ‘Gran Hermano’ que se preocupaba porque nadie se extraviara del camino que venía liderando.

En los últimos años Rusia y China empezaron a resurgir y a ser visibles en el contexto internacional retomando su camino histórico de imperios y de grandes potencias. Más que nunca entonces el papel de Estados Unidos debería ser protagónico para defender una manera de ver las cosas que el llamado mundo occidental ha escogido. El aislacionismo de Trump y la renuncia a ese papel de liderazgo y, por el contrario, su actitud belicosa y confrontacional solo puede despertar interrogantes sobre hasta dónde puede llegar ese nuevo país que él está tratando de conformar. Qué tantos conflictos internos se van a generar por cuenta de sus posiciones extremistas y cómo se van a llenar en el contexto global los vacíos que está dejando Estados Unidos son preguntas sin respuesta, pero no hay duda que terminarán incidiendo en las opciones de Colombia.


En el escenario regional los episodios de corrupción han puesto a tambalear a varios gobiernos y la situación de sus economías está lejos de lo que sería deseable. Más preocupante aún, cuando existen situaciones tan graves como la que afrontan Venezuela y un Ecuador dividido, con dificultades económicas y riesgos altos en su gobernabilidad. El efecto Odebrecht tocó a toda la zona y el desbarajuste regional es preocupante.

Chile y Perú deberían ser prioritarios para Colombia en estos tiempos, no solo por ser economías con mejor desempeño sino porque son la forma de llegar a esa Cuenca del Pacífico tan importante y tan lejana para nosotros. Ojalá Piñera logre darle rumbo a Chile y, afortunadamente, Perú no entró en la crisis institucional que hubiera representado la caída de Kuzcynski. Hoy, además de México, no son muchas más las opciones que tenemos para poder enfrentar con éxito un mundo tan retador.

Y nosotros con unas elecciones complejas y muy determinantes vemos al país discutiendo sobre si son “todas y todos”.