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Un campo moderno

Algo muy difícil de entender para un observador externo es que el tema que ha polarizado a Colombia y ha llevado a distanciamientos no sólo políticos sino entre amigos y familiares sea el de la paz

10 de noviembre de 2017 Por: Ricardo Villaveces

Algo muy difícil de entender para un observador externo es que el tema que ha polarizado a Colombia y ha llevado a distanciamientos no sólo políticos sino entre amigos y familiares sea el de la paz. Es mucho lo que se puede discutir y con seguridad todas las partes tendrán sólidos argumentos junto con especulaciones, verdades alternativas y expresiones de ‘posverdad’. Estas discusiones pueden ser interminables y ojalá lleguen a puntos de encuentro que nos eviten este lamentable desgaste que retrasa nuestro desarrollo. En paralelo, es importante no perder la perspectiva y quedarse en las confrontaciones desperdiciando oportunidades que la Colombia de hoy ofrece.

Uno de esos frentes que el posconflicto puede impulsar es el del campo. Sin entrar en discusiones estériles lo que no se puede cuestionar es que las condiciones de seguridad han mejorado sustancialmente frente a lo que se vivía en el sector rural hace unos años. La situación dista mucho de ser perfecta y en muchos lugares hay problemas, pero ahora son delincuencia pura y no el resultado de un conflicto de las características del que vivió el país, ahora hay más posibilidades de control y son muchas las zonas que ofrecen condiciones muy positivas para desarrollar proyectos agrícolas.

La agricultura familiar y los proyectos sociales son importantes pero lo que no se puede descuidar es el apoyo a la agricultura empresarial. Allí está la clave para el desarrollo del potencial del sector como productor de alimentos, de energía, de activos ambientales que se puedan transformar en fuente de ingresos y crecimiento. Y el tema no es necesariamente de tamaño sino de enfoque: la aproximación empresarial es la que permite gestionar debidamente los riesgos, innovar, crear emprendedores y superar de una vez por todas esa actitud tradicional de creer que solo con subsidios y tratamientos diferenciales se puede salir adelante. Lo que se requiere son bienes públicos, seguridad jurídica, vías, acceso a la tecnología, a los bienes de capital y a instrumentos de manejo de riesgo.

Es cierto que para muchos agricultores puede ser difícil acceder a cosas como la maquinaria, por ejemplo, por lo que ella requiere en materia de inversión y la baja utilización que puede tener si se pretende que cada empresario sea dueño de la suya. En asuntos como este hay que mirar el desarrollo de lo que se denomina economía colaborativa y entender que lo que se debe es optimizar el uso de los activos. Pensar entonces en empresas de servicios agrícolas que cobren por el uso y eviten la congelación de activos, por ejemplo, es uno de esas maneras no tradicionales pero usadas en el mundo agrícola desde hace muchos años que, combinada con la tecnología de los nuevos equipos, pueden permitir grandes avances en productividad. Como este pueden ser muchas las opciones de servicios a desarrollar pero todo esto requiere enfoque empresarial y formalización pues hay que hacer facturas, tener seguros, pagar impuestos, etc. Es decir empresarización y el logro de mayor productividad que es una de las grandes barreras del campo colombiano.