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Un campanazo

Termina un año muy particular que, sin duda, se recordará como ocurre con esos años que dejan marca en quienes lo vivieron y el futuro dirá si fue también un año de quiebre en muchos de los campos del discurrir social.

18 de diciembre de 2020 Por: Ricardo Villaveces

Termina un año muy particular que, sin duda, se recordará como ocurre con esos años que dejan marca en quienes lo vivieron y el futuro dirá si fue también un año de quiebre en muchos de los campos del discurrir social.

La pandemia seguramente ocupará un lugar preponderante cuando se mire la historia de estos tiempos y, como muchos lo han dicho, los cambios en la forma de hacer las cosas y en como nos vamos a relacionar pueden llegar a ser bien profundos. Puede ser también que olvidemos lo que se ha vivido y volvamos a comportarnos como lo veníamos haciendo, desperdiciando la oportunidad de reducir los riesgos frente a nuevas amenazas de tipo biológico que se vienen incrementando por fenómenos como el cambio climático que altera profundamente lo que era ‘la normalidad’ de todas las especies.

Fue evidente la vulnerabilidad del planeta al ver que han sido los países más desarrollados los que más han sufrido con este fenómeno. A su vez, se ha visto la capacidad de reacción de la ciencia y la tecnología que en tiempo récord han logrado desarrollar no una, sino varias vacunas que parece van a ser exitosas. En un abrir y cerrar de ojos la transformación digital que se veía venir, pero se creía que iba a tomar años con diferentes niveles de desarrollo, se volvió una realidad para todos los habitantes del planeta. En fin, serán muchas y muchas las páginas que se escribirán sobre lo que significarán estos cambios.

Hay algo que vale la pena mencionar especialmente y es la necesidad de recuperar la capacidad de actuar colectivamente frente a las amenazas globales. La pandemia puso en evidencia las debilidades de organizaciones como la OMS y el manejo individual de un problema que debería tener una respuesta coordinada ha hecho más compleja la situación. A estas alturas, por ejemplo, el acceso a las vacunas es incierto para la inmensa mayoría de los habitantes el Covid-19 seguirá siendo problema en la medida en que no se alcance la inmunidad general.

La experiencia de la pandemia lo que nos está dando es un campanazo de alerta frente a problemas globales que se nos vienen, encabezados por el cambio climático que solo con la acción colectiva tendríamos posibilidades de atenuar.

En esto también es importante la elección de Biden. El mundo vuelve a tener esperanzas de adelantar acciones coordinadas y de fortalecer el multilateralismo en temas que no tienen posibilidad de manejarse individualmente. Los daños que ha hecho Trump en relación con la cooperación internacional han sido inmensos y no deja de preocupar que esos millones de ciudadanos que votaron por él, entorpezcan la fuerza que se necesita para sacar adelante compromisos serios que mitiguen colectivamente y de verdad los riesgos que se vienen por cuenta del cambio climático.

Solo recordar, a título de ilustración, los incendios en California o los huracanes del Caribe este año nos debe hacer conscientes de las magnitudes que pueden tener las amenazas de una naturaleza perturbada y la falta de respuestas efectivas que hasta ahora hemos tenido los seres humanos.