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Tiempos para liderar

Un entorno internacional volátil e incierto que poco ayuda a la reflexión y serenidad que se requiere para enfrentar con éxito los desafíos que tiene el país.

24 de mayo de 2019 Por: Ricardo Villaveces

Días tormentosos, por decir lo menos, los de los últimos tiempos. Un entorno internacional volátil e incierto que poco ayuda a la reflexión y serenidad que se requiere para enfrentar con éxito los desafíos que tiene el país.

Un Reino Unido que cada vez parece más un ‘banana country’ con el tema del Brexit; en Argentina resurge la funesta señora Kirchner por cuenta de un país que se le sale de la manos a Macri; Europa en general enfrentando la amenaza de la derecha extrema en varios países, situación que ya experimenta Brasil con Bolsonaro.

El caso más preocupante, sin embargo, es el que se desprende del ego desbordado de Trump que lo lleva a enfrentamientos de todo tipo con el propósito de defender sus intereses por encima de todo y que tiene al mundo en vilo con los golpes que, a diestra y siniestra, da en materia comercial olvidando, al parecer, que en el caso de China no se trata de un adversario pequeño sino del mayor tenedor de la deuda norteamericana.
Estos remezones causan, entre otros, trastornos cambiarios, que en esta coyuntura se reflejan en un fortalecimiento generalizado del dólar.
En Colombia, el fenómeno se ha exacerbado y se observan niveles récord de devaluación que, sin duda, tienen efectos positivos en el sector exportador y contribuyen a corregir el desbalance de nuestra cuenta comercial.

Lo que resulta, sin embargo, muy preocupante es lo que acertadamente comentaba el Gerente del Banco de la República en días pasados cuando manifestaba su desconcierto al ver que si bien esa caída de nuestra moneda está afectada por lo que ocurre internacionalmente no hay razones fundamentales en la economía colombiana que expliquen la mayor devaluación relativa. Menos aún cuando se observa el comportamiento de los precios del petróleo que muestran hoy una desconexión con la tasa de cambio, como había sido el comportamiento histórico.

Todo indica que la insensatez de nuestros políticos y las equivocaciones del gobierno están contribuyendo de manera muy importante a este desconcierto que se observa en el sector empresarial y a la pérdida de confianza del consumidor que se despierta cada día con un escándalo más y con una actitud del sector dirigente en general y de los medios que antes que contribuir a la toma de decisiones serenas y a lograr la gobernabilidad que se requiere en tiempos de tormenta lo que hacen es atizar el fuego, e impedir que el país encause sus esfuerzos hacia reformas que todos sabemos qué hay que hacer y que para que tengan el poder transformador que se requieren necesitan un grado importante de consenso que ponga los intereses del país por encima de los intereses particulares y permitan los ajustes requeridos. Reformas como la de justicia, la pensional, la política, por ejemplo, no admiten más dilaciones.

El Presidente tiene ahora el reto de su vida: puede ser un mandatario que deje un legado de trascendencia si logra desligarse de esas voces radicales y delirantes que solo ahondan los problemas, o puede terminar siendo un presidente que el país querrá olvidar.