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La economía se recupera y va a presentar este año altas tasas de crecimiento, pero hay que entender que esto no significa la generación del empleo que se requiere. Esto es solo el resultado de una comparación con el año de menor crecimiento de nuestra historia como fue 2020.

18 de junio de 2021 Por: Ricardo Villaveces

La traumática experiencia vivida por el país en estas últimas semanas deja muchas enseñanzas. La más importante, quizás, es que si hay un tema que explica el descontento, la indignación y la inconformidad es el de la falta de empleo y su consecuente impacto en el aumento de la pobreza.

Allí está el meollo de la situación. El Gobierno nacional, local y empresa privada tendrán que aprender de esta experiencia para gestionar los riesgos que se materializaron en esta ocasión. Lo que no debe ocurrir es que por atender este tipo de preocupaciones se deje a un lado el reto mas grande que tiene el país.

Es cierto que el crecimiento de la pobreza hace necesarias medidas de urgencia de carácter asistencial, pero estas no son sostenibles a largo plazo ni solucionan el problema de fondo. La gente necesita sentirse útil y capaz. No es una tarea fácil, menos aún en unos tiempos en que la digitalización apunta en la dirección contraria y no se les puede pedir a las empresas que contraten gente sin una justificación clara. No obstante, las empresas formales deben evaluar cuidadosamente las posibilidades que tengan para hacer su contribución en este campo. Por el momento, es necesaria la extensión de programas como el del auxilio a la nómina para apoyar a las pequeñas y medianas empresas.

La economía se recupera y va a presentar este año altas tasas de crecimiento, pero hay que entender que esto no significa la generación del empleo que se requiere. Esto es solo el resultado de una comparación con el año de menor crecimiento de nuestra historia como fue 2020.

Como lo ha dicho Fedesarrollo, lo más urgente es un plan de choque para generar empleo por parte del Estado, que es único con capacidad de lograr un impacto masivo. Los recursos están ahí pues hay mas de veinte billones de pesos de regalías no ejecutadas y un plan con este origen tiene el atractivo adicional de que se ejecutaría con participación de los entes territoriales, dándole así un carácter verdaderamente nacional.

Se requiere la decisión política y la instrucción a Planeación Nacional.
Experiencias como las del PNR en el gobierno Barco, o la del Forec en el terremoto del eje cafetero muestran, además, como en este tipo de programas se pueden articular los esfuerzos con los del sector privado para lograr niveles muy efectivos de ejecución.

Un elemento adicional que puede mejorar mucho la cobertura y el impacto, aunque puede requerir algún cambio en las normas, es incluir en estos programas el concepto de ‘infraestructura suave’, como un elemento tan importante como las carreteras o los puentes para que la sociedad funcione.

Esto tiene que ver con temas como el de la Economía del Cuidado, asunto que se discute, por ejemplo, en relación con los planes de Biden de gasto en infraestructura. Es decir, considerar proyectos de infraestructura asuntos como el cuidado de niños, personas con discapacidades, enfermos y ancianos. El trabajador del Cuidado es el que hace posible que otros trabajen.

Crear empleo es la gran prioridad.