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Se acaba el tiempo

¿Qué pensarán los negacionistas del cambio climático cuando ven las noticias de los últimos meses?

30 de julio de 2021 Por: Vicky Perea García

¿Qué pensarán los negacionistas del cambio climático cuando ven las noticias de los últimos meses? Olas de calor que ha afrontado el hemisferio norte en los últimos meses pocas veces vistas. Inundaciones sin precedentes en países como Alemania, China y Bélgica; incendios en California y en Cerdeña de dimensiones excepcionales, por solo mencionar algunos casos. Después de ver la insensatez de los opositores a las vacunas y su rechazo a la ciencia es muy posible que los que no aceptan que el cambio climático sea producido, en mayor medida, por la acción humana seguirán desconociendo la ciencia y seguirán pensando que es el destino o los designios de Dios.

Desde hace ya varias décadas los científicos venían advirtiendo sobre lo que se venía y sobre una característica muy relevante de este tipo de problemas y es que las acciones individuales no son suficientes. Claro que es importante que cada uno actúe responsablemente, por ejemplo, reduciendo al máximo su contribución a la emisión de CO2, pero solo si se actúa colectivamente y de forma masiva se van a conseguir los resultados deseados. Es algo muy parecido a las vacunas. Es fundamental que cada quien se la aplique, pero solo se logrará la inmunidad de rebaño cuando la inmensa mayoría esté vacunada.

Y los problemas originados en el cambio climático tienen otra característica muy compleja. Son recurrentes y de intensidad impredecible. Preocupa, por ejemplo, la lentitud en la reconstrucción de Providencia, son muchos los recursos que se requieren y el tiempo que se necesita para lograrla. Pues bien, ya estamos entrando en la nueva temporada de huracanes y existe el riesgo que una o varias tormentas vuelvan a azotar la isla. Nos guste o no, infortunadamente, el mundo va a tener unos años de grandes incertidumbres y riesgos originados en el cambio climático.

Ojalá lo que está ocurriendo haga entrar en razón, finalmente, a las grandes potencias para que adopten medidas efectivas para contrarrestar lo que se nos viene. Por años, las cumbres climáticas y los intentos de negociación de grandes acuerdos se han quedado en intenciones. Ha formado una gran burocracia que gira alrededor de todas estas reuniones hablando y hablando sobre el tema pero sin que sus conclusiones incidan de manera significativa entre quienes toman y ejecutan las decisiones.

En el auge tan de moda del populismo, este se beneficia del escepticismo sobre la ciencia pues permite que actitudes tan irresponsables en lo ambiental, como las de Trump o Bolsonaro, sean aplaudidas por sus seguidores e impulsadas por quienes se benefician de mantener actividades a todas luces inconvenientes para mitigar las profundas perturbaciones que están originando los cambios en el clima.

Es indudable que la transición energética, cambiando de combustibles fósiles a fuentes renovables y menos contaminantes, es un proceso que va caminando en todas partes y el desplazamiento hacia automóviles eléctricos, por ejemplo, es hoy una realidad. Pero esto toma tiempo y sin acciones más contundentes por parte de los gobiernos el mundo se verá enfrentado a un difícil panorama en los años que vienen.