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Qué desastre

En el momento de escribir esta columna los resultados de la elección presidencial en los Estados Unidos son inciertos.

6 de noviembre de 2020 Por: Ricardo Villaveces

En el momento de escribir esta columna los resultados de la elección presidencial en los Estados Unidos son inciertos. Aunque todo indicaría que Biden va a alcanzar los 270 votos electorales para ser elegido, la estrategia de Trump será la de interponer todo tipo de acciones legales para tratar de impedir su derrota. No importa que sea tan incoherente como pedir que sigan contando los votos en Nevada y Arizona y al mismo tiempo pedir que suspendan el conteo en Pensilvania. Con este sujeto todo vale y el mundo seguirá en vilo por un buen tiempo, no importa cuál sea el resultado que se anuncie esta semana. Trump ha dicho, de muchas formas, que no está dispuesto a reconocer la victoria de Biden.

Como tantos lo han dicho esto es inconcebible para un país que ha sido el punto de referencia de las democracias en el mundo. Con envidia se ha mirado la efectividad que siempre ha tenido su sistema de pesos y contrapesos y, por lo menos durante los últimos cien años, sus presidentes han sido respetuosos y defensores de las instituciones. Todo esto ha quedado en suspenso con la insólita aparición de este personaje en el escenario político y resulta muy difícil a estas alturas predecir cuál será la evolución de estos acontecimientos.

Independientemente de quien termine en la Casa Blanca, lo que ha sido claro es que el país quedó completamente dividido y la polarización solo puede causar más y más estragos. Están repitiendo el proceso colombiano con el famoso referendo del Sí y el No y bien conocemos aquí la inconveniencia de haber caído en esta trampa de la polarización.
Quedó de presente, por el otro lado, la vulnerabilidad de una sociedad que mostró su poca capacidad crítica y de análisis objetivo de los hechos y la tendencia a actuar movidos por emociones y actitudes primarias que reflejan las deficiencias del sistema educativo americano no universitario. Como un americano me decía en una ocasión: los Estados Unidos son un país en vías de subdesarrollo.

Si no fuera por sus consecuencias, las acusaciones a Biden de ser aliado del famoso ‘castrochavismo’, por ejemplo, resultarían completamente risibles. Lo cierto es que esos argumentos, en el caso latinoamericano, calaron entre muchos expatriados que justifican con esas historias la salida de sus países.

Otras hordas de los que se llaman asimismo libertarios y que vimos por estos días armados hasta los dientes oponiéndose, qué absurdo, al uso de las máscaras, son parte de la realidad de ese país y a la vez una grave amenaza cuando en estas épocas de incertidumbre parecen ser capaces de cualquier cosa empujados por discursos de odio y mentiras de quien pretende aferrarse a toda costa al poder. La división quedó reflejada también en un Senado que quien lo controle lo hará por una mínima diferencia complicando aún más el funcionamiento del nuevo gobierno.

Cualquiera que sea el resultado electoral, ese país que, debería ser líder en estas épocas de pandemia, va a quedar golpeado y ojalá en proceso de recuperación y no en el marcado declive de hoy.