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Están pasando cosas

Poco tiempo después de que Germán Efromovich se vinculó a Avianca, que...

11 de junio de 2016 Por: Ricardo Villaveces

Poco tiempo después de que Germán Efromovich se vinculó a Avianca, que era una empresa en muy malas condiciones, el país empezó a escuchar una campaña publicitaria de la compañía que decía algo como: “Aquí están pasando cosas”. Y pasaron. Unos años después la compañía había resurgido y había iniciado un proceso de crecimiento tal que hoy es un objetivo de interés para las ligas mayores de la aviación en el mundo.Después de muchos años de decaimiento y de pérdida del entusiasmo, y diría de la autoestima, lo que se había construido alrededor del Valle era una historia de pesimismo y estancamiento. El resto del país venía mirando a Cali de manera condescendiente, se hablaba de sus épocas gloriosas pero poco se le asociaba como líder en el Siglo XXI. La región, por lo demás, estuvo al margen de los años de bonanza impulsados por el sector minero energético y la sombra del narcotráfico terminaba por empañar cualquier asomo de optimismo.Pues bien, en el Valle del Cauca “están pasando cosas”. Paradójicamente el no haber contado con recursos de la minería y del petróleo llevó al Valle a seguir diversificando su economía en muchos sectores, buena parte de los cuales veían dificultado su desarrollo por cuenta de una revaluación que encarecía excesivamente la oferta de bienes y servicios. Hoy cuando los precios de los productos mineros y del petróleo han caído de manera importante y la tasa de cambio se ha depreciado en forma significativa, todos los bienes transables y la economía de servicios que presenta un gran potencial de desarrollo, se han beneficiado.En el contexto de los foros de la revista Semana se llevó a cabo en la semana que termina en Bogotá lo que se denominó: La gran cumbre del Valle del Cauca: un Valle de oportunidades. Frente a una nutrida concurrencia y con participación de las entidades líderes de la región tanto públicas como privadas se mostraron cifras, hechos y testimonios que muestran que, evidentemente, en el Valle “están pasando cosas”. Pero quizás uno de los cambios que más sorprende gratamente es la actitud y el estado de ánimo que se percibe. Después de años de derrotismo y pesimismo lo que se siente es a una gente ‘echada para adelante’. Fue también muy motivador ver en el mismo recinto a los líderes empresariales tradicionales que son quienes han tenido sobre sus hombros el desarrollo de la región aún en los tiempos más difíciles, junto con un importante grupo de nuevos líderes que no solo significan renovación generacional, sino compromiso con su región.Y quizás otro de los aspectos a considerar es que por fin se comparte de manera colectiva que el Valle es Pacífico con todo lo que ello supone: oportunidades, retos, diversidad étnica y cultural, y la posibilidad de convertirse de manera efectiva en el gran motor del suroccidente colombiano. Servicios de salud, industria cultural, creatividad, zonas francas de servicios alrededor de un clúster universitario, son el tipo de actividades que muestran la diversificación en una región que ojalá aproveche su ‘cuarto de hora’.