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El tiempo del agro

No es casual que el desarrollo rural sea el primer punto en...

6 de octubre de 2012 Por: Ricardo Villaveces

No es casual que el desarrollo rural sea el primer punto en la agenda de conversaciones con la guerrilla pues alrededor del agro se han presentado muchas de las situaciones que han dado origen al problema de violencia que ha vivido Colombia. Sin duda la complejidad de los fenómenos que han golpeado al sector rural colombiano impide dar explicaciones simplistas pues los problemas han tenido causas tanto nacionales como internacionales y situaciones que han tenido que ver tanto con temas propios de la agricultura y la ganadería, como con fenómenos exógenos como ha sido el caso del narcotráfico.En buena medida la pérdida de rentabilidad relativa registrada desde los años 80 y luego los problemas de seguridad dieron lugar a un dramático alejamiento y abandono del campo. No se hicieron las obras de infraestructura requeridas y la presencia del Estado se limitó a lo mínimo necesario. En esas condiciones la inversión privada se limitó a casos muy excepcionales todo lo cual conformó un caldo de cultivo ideal para que florecieran los grupos armados de todo tipo. Algunos con origen político y otros de carácter puramente delincuenciales. En esas circunstancias fenómenos como el despojo de tierras, el desplazamiento, el testaferrato y la intimidación contribuyeron al abandono del campo y fueron verdaderos héroes los que en esas condiciones perseveraron en su decisión de seguir adelante con su actividad productiva. Fueron, sin duda, muchas las oportunidades desperdiciadas para el país pero resulta alentador pensar en el inmenso potencial que todavía el agro tiene por delante. Sólo basta pensar en la demanda por alimentos y productos del sector rural que se prevé en el mundo para los próximos años para dimensionar el potencial. Están, además, las posibilidades que ofrece la biodiversidad para que quede en evidencia la importancia de nuestro sector rural. Pocos países con fronteras agrícolas por desarrollar tan prometedoras como la Altillanura, o las grandes extensiones del Caribe colombiano. El desarrollo de este potencial requiere ante todo seguridad y luego inversión y presencia estatal.La coyuntura actual permite pensar que este proceso de paz puede ser determinante en corregir el error histórico cometido hasta ahora. De una parte porque lograr la finalización del conflicto sería un gran paso en la consecución de mejores condiciones de seguridad para el campo pero, de otro lado, porque debe ser la oportunidad para que el país urbano mire en esa dirección y tome conciencia no sólo de que debe corregir los errores sino de las oportunidades que el país tiene por delante.Un avance muy importante se ha logrado en el incremento del presupuesto de inversión del Ministerio de Agricultura que elevó en un 35% el destinado a la inversión frente a un 11% del promedio general. Esto, sin embargo, tiene que ser sólo el comienzo pues el campo necesita vías, comunicaciones, riego, seguridad social, acceso al sector financiero etc. Eso sólo se logrará si hay una verdadera decisión política en ese sentido. Si del proceso de paz se lograra dar al campo la importancia que requiere será inmenso el avance que habrá logrado el país.