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Cuando se habla de café se piensa, normalmente, en el Eje Cafetero...

9 de marzo de 2013 Por: Ricardo Villaveces

Cuando se habla de café se piensa, normalmente, en el Eje Cafetero y en ese mayor desarrollo frente a lo que se observa en la mayor parte del campo colombiano. Poco se conoce acerca de la importancia de la caficultura en otras regiones de nuestra geografía y tampoco se piensa que el grano está íntimamente ligado a la ruralidad de la Colombia Andina y esto quiere decir, no solo las tres cordilleras, sino también la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía del Perijá en los límites con Venezuela.En su inmensa mayoría (el 96 %) las fincas cafeteras son de muy pequeños productores y es así como de los 561.000 fincas cafeteras con mas de 2,5 millones de habitantes que tiene el país, 427.000 tienen menos de 5 hectáreas sembradas en café y la extensión promedio de los cultivos es de 1,6 hectáreas. De los 561.000 productores colombianos solo 25.000 tienen más de 20 hectáreas lo que pone de presente el contenido social que tiene este producto y, a su vez, lo vulnerable pues, en su inmensa mayoría, se trata de trabajo familiar, de ingresos en niveles no muy lejanos de la subsistencia y de problemas de todo tipo pues las carencias de la infraestructura, de la ausencia del Estado y del acceso a las posibilidades de la vida moderna ponen a estos campesinos en condiciones de gran fragilidad.¿Quién se ocupa de estos grupos de población? ¿Quién les transfiere la tecnología? ¿Quién los acompaña para poder llegar a los nichos de mercado donde Colombia tiene sus mayores posibilidades, como es el caso de los cafés de calidad y diferenciados? ¿Quién los asesora en los exigentes procesos de certificación para poder llegar a los mercados mas exigentes? ¿Quién los ayuda a tramitar los créditos, a tramitar los Incentivos a la Capitalización Rural, a los trámites para beneficiarse de los programas de alivio que ofrezca el gobierno? Los que hacen todo eso y mucho más son el grupo de profesionales que con sus camisetas amarillas hacen presencia a lo largo y ancho del país cafetero. Esos son los miembros del Servicio de Extensión que son, para la inmensa mayoría de los productores, casi parte de su familia y fuente de tranquilidad para adelantar su actividad.El Servicio de Extensión de la Federación es solo uno de los bienes públicos con los que cuentan los cafeteros pues ellos prestan su servicio a todo aquel que produzca café sin diferenciar si participa o no en la actividad gremial. Está, por el otro lado, la investigación y, muy importante, el mecanismo de Garantía de Compra. Eso y mucho más es lo que se pone en peligro cuando de manera irresponsable y con desconocimiento total se cuestiona alegremente a la institucionalidad cafetera que es, sin duda, uno de los grandes activos del país agrario. Que se puede mejorar, seguramente. Que se pueden cuestionar acciones y decisiones del pasado también es válido pero lo que es absolutamente irresponsable es debilitar una institución a la que tanto le debe la Colombia rural.