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Sacrificios para la paz

Para sellar la paz en conflictos plagados de violencia, crueldad y episodios...

18 de noviembre de 2014 Por: Ramiro Andrade Terán

Para sellar la paz en conflictos plagados de violencia, crueldad y episodios espantables, hay que hacer sacrificios. Se necesita voluntad de conciliación y entendimiento superior. Si algo provoca opiniones encontradas –y enconadas– son los acuerdos a los que se llega después de una confrontación armada que –como todas– suele estar llena de crueldad. Esos sacrificios se requieren por la nobleza del objetivo de rescatar la sociedad de la barbarie. De la guerra con su capacidad de daño irreparable, crueldad intrínseca, e irracional bestialidad de sus acciones. Prevalecen dos sectores antagónicos: los pacifistas que –con razón– consideran las guerras como una plaga siniestra y se inclinan por soluciones dialogadas; y los guerreristas –que tuvieron a Hitler como su pontífice– y que con su vocación infame han llevado al mundo a trágicos episodios: con millones de muertos, desolación, legiones de exiliados. Un cuadro dantesco que es herida inmensa a la razón y la inteligencia; monumento a la maldad más irracional para destruir naciones y arrasar con expresiones culturales.La presencia de Timochenko en La Habana: causó inconformidad, protestas y veladas amenazas que su presencia podría originar el fracaso del diálogo, clave para el futuro de la nación. No creo que tenga utilidad la protesta. Tanto el gobierno, como la guerrilla, consignaron en el acuerdo inicial que dio origen a las conversaciones, que se dialogaría en La Habana y se continuarían los combates. Peliaguda fórmula con grave riesgo de dinamitar el silencio de los fusiles que, hasta el momento, se mantiene. Que en esto del acuerdo final no hay segunda oportunidad.La visita del jefe guerrillero, confirma algo esencial: las Farc no están divididas entre duros y blandos y su jefe –el ‘duro’ mayor– estaba enterado del rumbo de las negociaciones. Quedó claro que se está hablando con voceros de la totalidad de ese grupo, y no con subgrupos aislados. La paz se hace entre enemigos y quien se compromete a alcanzarla debe aceptar episodios ingratos. Eso es inevitable. Mucho más cuando las conversaciones van por buen camino, como todo lo indica.La segunda etapa es asegurar que la paz se mantenga, cubrir el costo enorme que eso demanda, realizar obras necesarias para que el proceso se consolide. Es la gran tarea que nos corresponde a todos y no es exclusiva del gobierno.