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Príncipes prudentes

Maquiavelo aconsejaba la prudencia como uno de los mayores aciertos de un...

11 de junio de 2013 Por: Ramiro Andrade Terán

Maquiavelo aconsejaba la prudencia como uno de los mayores aciertos de un buen gobierno. Estaba en lo cierto. Obrar a la ligera -sin meditar muy bien sus implicaciones- trae consecuencias dañinas y un daño enorme al país y a quien lo gobierna. La lista de los mandatarios que han actuado sin meditar sobre sus actos, es larga. Uno de ellos, Hitler, fue un modelo típico. Sin consultar a sus expertos comandantes militares decidió invadir Rusia, abrir un segundo frente que le costó perder la guerra. Un ejemplo contrario a lo ocurrido en Alemania fue la actitud de Estados Unidos. Roosevelt -modelo de estadista moderado- no cedió a las constantes presiones de Churchill y otros líderes demócratas para que se sumara a la guerra contra el nazismo. El presidente norteamericano esperó -prudente- la hora más oportuna y lo hizo en ventaja militar. Con una Alemania en declive final por el delirio y la impaciencia de uno de los peores tiranos que registra la historia: Adolfo Hitler. EE.UU. fue el gran vencedor en esa mortífera contienda y se constituyó, con Roosevelt, en el gran árbitro de la política universal.Stalin fue otro líder dotado de ilimitada paciencia. Cuando llegó al poder en la Unión Soviética llevó en sus manos un listado completo de sus enemigos políticos. A los que fusiló, o envío a Siberia. Supo resistir la presión de los generales que lo asediaban pidiéndole declarar la guerra a los aliados. En Moscú corría el rumor que tardaba en aprobar decisiones militares, al punto que sus generales disparaban primero y esperaban el permiso después. Churchill era hombre de decisiones fáciles y rápidas, según sus íntimos. Solía meditarlas en el último momento y aceptaba de buena gana el rechazo de sus altos mandos militares. Eso contribuyó a su épico triunfo en muchas batallas a cuyo éxito contribuyó con su instinto natural para entender la complejidad del enfrentamiento bélico.Santos mostró prudencia en el episodio con el imprudente Maduro: Que puso en grave deterioro las complejas relaciones de Colombia y Venezuela y pudo terminar en un enfrentamiento violento. Esa actitud dio frutos positivos y rápidos: en poco tiempo se dieron pasos sensatos para remediar la tensa situación y volver a lo que necesitan las dos naciones: relaciones políticas, económicas y comerciales, justas, armónicas y productivas. Que es una política conjunta que deben animar Santos y Maduro, en dos naciones que nacieron por obra del Libertador Simón Bolívar.