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La triste historia de Haití

Todas las desgracias del planeta parecen ensañarse con Haití y su larga...

9 de noviembre de 2010 Por: Ramiro Andrade Terán

Todas las desgracias del planeta parecen ensañarse con Haití y su larga historia de militares corruptos y civiles turnándose en golpes de Estado. Desventurada y abandonada a su triste suerte por América Latina, la patria de Petión -el fiel amigo de Bolívar a quien dio asilo y armamento en la fabulosa aventura de liberarnos del poder español- es la nación más pobre del Continente, la más abandonada, con una sombría problemática que supera la imaginación más desolada.Los ‘marines’ norteamericanos ya estuvieron en Haití en 1915. Fueron a cobrar deudas del National City Bank de Nueva York y se quedaron 19 años. En la práctica, ese desgraciado país no ha vivido jamás en libertad. Décadas enteras los franceses dominaron allí con despótica eficacia. Los negros haitianos se liberaron de ellos con un inverosímil ejército que parecía escapado de un carnaval. Combatieron con insuperable valor y humillaron a sus encopetados invasores. Ya en 1801, una Asamblea Popular elaboró la Constitución inspirada en la Revolución Francesa y escogió como gobernador vitalicio a Toussaint L´Buverture, un fascinante personaje que parecía escapado de una novela de García Márquez. Napoleón mandó una expedición de 25.000 soldados y 70 buques de guerra para apresar al héroe y encarcelarlo en Francia. Dessalines y Petión echaron de nuevo a los franceses y proclamaron la independencia en 1804. Dessalines se proclamó Emperador y murió asesinado. Otro general negro, Cristopher, se declaró también Emperador. Hasta que llegó Petión, que gobernó hasta 1818.Vinieron luego militares corruptos, políticos ladrones, prostitutas expertas en espiar, y toda suerte de bribones. Fueron años de guerras intestinas, crueldad y terror. En 1915 los norteamericanos llegaron en poderosas fragatas. Los gringos organizaron las aduanas, el correo; hicieron algunas carreteras y mejoraron la salud pública con hospitales que aún se conservan. Se fueron en 1934 y dejaron a un títere en el gobierno, Elie Lescot, que duró poco y fue sustituido por una junta militar que amañó elecciones para que las ganara Estimé, derrocado en 1950. Vino luego quien fuera amo absoluto: Francois Duvalier, ‘Papá Doc’.Haití agoniza azotado por las plagas, la pobreza y la corrupción. Eso de dejar en mortal abandono a un país que ayudó a Bolívar no tiene perdón. Algo habrá que hacer muy pronto antes que desaparezca como nación.