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Espacios para la violencia

El gran dictador de la vida nacional es la televisión. Que pone...

10 de agosto de 2010 Por: Ramiro Andrade Terán

El gran dictador de la vida nacional es la televisión. Que pone y quita rey. En política, por ejemplo, quien no aparece en ella está vencido de antemano. La TV destronó a la radio -que era el vehículo más importante para la información- y alcanzó un alto nivel de credibilidad. Unió la imagen con la palabra y rompió todos los esquemas informativos. Pero algunos de sus espacios se han contagiado del cáncer nacional de la violencia. Que aparece en ellos sin ningún control. Para uso y abuso de mayores y niños que se convierten en adictos de las escenas escabrosas, mortales enfrentamientos, novelas baratas y duelos macabros.Los ‘duros’ de esa franja son maestros en el arte de matar, secuestrar, estafar, torturar y violar los códigos de la moral. Es una escuela del delito que llega a los niños sin que se controle su contenido y el daño sicológico que les ocasionan y que -como lo confirman especialistas en la materia- se reflejan en su conducta futura. Día a día aparecen en el familiar aparato programas con una dosis de actos brutales, morbosos, que terminan por ser favoritos de una audiencia que se volvió adicta a ellos. Los menores tienen fácil acceso a esa programación.No se trata de censurar la televisión que tanta influencia tiene en la sociedad. Pero sí de establecer un mecanismo que evite que ese tipo de espacios aparezcan en la programación. La TV debe respetar la oposición, la libertad de información, su veracidad, la neutralidad política y el mensaje cultural y educacional. No es un instrumento cualquiera para distraer y deleitar sus usuarios. Es poderoso medio para aclimatar una buena conducta social y no puede convertirse en escenario para estimular la violencia.Esto viene al caso con la aparición de un tercer canal de televisión. Que ofrecería una excelente oportunidad para abolir de raíz el libertinaje en un espacio tan influyente y no puede funcionar sin control de tan dañinos efectos. Debería existir -como en Inglaterra- una comisión reducida, operante, de alto nivel, integrada por voceros del gobierno, la ciudadanía, y especialistas en problemas de la información, que se ocupe de evitar que la violencia tenga tan alta cuota en un medio que llega a casi todos los hogares.Ya el nuevo presidente Santos se pronunció contra esa situación. “Hacen daño -afirmó- esas historias en la TV de capos, mujerzuelas, violencia y droga, desde las ocho de la noche”. Es de esperar que el nuevo Gobierno, termine con el dañino asunto.