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El fútbol y el Pacífico

Se ha propuesto suspender el fútbol en los estadios, como remedio a...

8 de octubre de 2013 Por: Ramiro Andrade Terán

Se ha propuesto suspender el fútbol en los estadios, como remedio a las frecuentes muertes de hinchas a manos de desaforados criminales disfrazados con las camisetas de los equipos. Una insensatez mayúscula. Afirman que el responsable de esos actos criminales no son los que asesinan: es el fútbol. El deporte más popular del planeta. La competencia deportiva que es suprema terapia para acabar con el estrés, el rencor, las dificultades de la pobreza, es el responsable -según los ‘genios’ de la iniciativa- de las muertes en los momentos previos a los encuentros. O después, cuando los asistentes a los partidos se dividen en dos grandes grupos: los alicaídos y a veces furiosos hinchas, que vieron perder a su equipo idolatrado: o los felices simpatizantes del ganador.La idiota idea no tiene ni pies ni cabeza. Si algo contribuye a la paz, es el deporte. En particular el fútbol que congrega a millones en los estadios. Por el contrario: al inocente fútbol hay que rescatarlo de los violentos que van a los encuentros con el sombrío propósito de asesinar. Son personas que, al amparo del popular deporte que atrae multitudes, van a esa fiesta pagana no a disfrutar sus maravillas, sino a darle puñaladas o balazos a sus semejantes. El deber del Estado es preservar el fútbol de esos maleantes, no acabar con él. La obligación del gobierno es limpiar el deporte de millones de criminales que lo afectan y producen temor de ir a las competencias. Que “viva el fútbol”, y vayan a prisión quienes lo convierten en antesala del crimen.***Sí. Hay que pagar la “deuda histórica del Pacífico”. Con intereses y todo. Este país lleva siglos olvidado de esa región mágica, donde campea la miseria. Una actitud de todos los gobiernos que ya estamos pagando muy caro. El Pacífico -en toda América Latina- se ha convertido en sector clave para el progreso. En el caso colombiano, es una vitrina de miseria, de necesidades de una sociedad -en su mayoría negra- que siente en carne propia el tradicional abandono centralista.Que paguen la ‘deuda histórica’. Sin mentiras. Sin calculadas dilaciones. Que entiendan que el Pacífico es el polo de desarrollo mayor del mundo, clave para el porvenir de la humanidad. -El país tiene que instrumentar una inversión gigantesca en esa región y todo un plan de desarrollo que la rescate del olvido y la pobreza.