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El delito más productivo

En un reciente estudio de Naciones Unidas contra las drogas y delitos...

3 de junio de 2014 Por: Ramiro Andrade Terán

En un reciente estudio de Naciones Unidas contra las drogas y delitos conexos, se establece que: “Solo el comercio de cocaína en el mundo mueve 72.000 millones de dólares al año. Cifra pasmosa que revela la magnitud de ese comercio ilegal que se extendió por el planeta. Un experto en el tema, el narcotraficante, Carlos Lehder, afirmó en entrevista para The New York Times: “El negocio del narcotráfico es la bomba atómica de América Latina”. Frase que no deja dudas sobre el impacto de un delito que invadió variados estamentos sociales, corrompió campañas, sobornó autoridades, creó organizaciones armadas, y manejó enormes fortunas. Hasta convertirse en un poder secreto y poderoso.Mucha gente que trabajaba el sector agrícola fue involucrada – por la fuerza, o la tentación del dinero fácil – a cambiar sus cultivos habituales por las matas de coca o marihuana. El campo sufrió una invasión incisiva y despiadada. Los nuevos ricos aparecieron en las ciudades con sus mansiones, sus haciendas, automóviles, joyas estrambóticas, guardaespaldas, sus inmensas fortunas y sus amantes costosas.Algunos países de Latinoamérica sirvieron de bases para el envío de estupefacientes y en otros se bailó la nueva y millonaria melodía. Ese negocio del siglo se perfeccionó. Los grandes carteles fueron diversificados para una tarea más sencilla y eficaz. Los gobiernos enfrentaron- sin mucha fortuna – una delincuencia cargada de dinero y lista para el soborno. Según la DEA, Venezuela y Argentina son, en la actualidad, “Escalón clave para la distribución de las drogas en todo el mundo”-.¡Armas y drogas! Una combinación letal que azota la región. Sus efectos – a la larga – llevan a las naciones que los sufren a cuidados intensivos y destruyen las bases éticas de la sociedad. Es una actividad criminal difícil de combatir. Los expertos en el escabroso asunto coinciden en la necesidad de la prevención del consumo con campañas gubernamentales gigantescas, además de la persecución a quienes trafican: Nada fácil. Con tanto dinero en juego, tantos aliados comprados, autoridades comprometidas y un consumo que antes de disminuir se hace más elevado, como pasa en Estados Unidos, se explican los pobres resultados de la lucha contra ese flagelo y la necesidad de cambiar la estrategia para reprimirlo. En este siglo se acaba con el narcotráfico o muchas naciones verán el naufragio de la democracia. El nuevo y ominoso poder tiene ramificaciones universales y la lucha contra el debe ser de todas las naciones.