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Cumbre de Cartagena

América Latina nunca ha sido modelo de unidad continental. En la actualidad...

27 de marzo de 2012 Por: Ramiro Andrade Terán

América Latina nunca ha sido modelo de unidad continental. En la actualidad esa situación se mantiene y cobra mayor relieve con la celebración de la Cumbre de las Américas, en Cartagena. No hay un propósito conjunto de los países que asistirán y el éxito de una reunión tan importante es dudoso. Con razón, Semana tituló como ‘Novela Tropical’ los estrambóticos episodios que han rodeado la convocatoria de un certamen que, según sus organizadores, tiene el objetivo básico de afianzar la integración continental. Que avanza muy poco, o nada.Si algún Continente necesita estar unido para proteger sus intereses políticos y económicos, es América Latina y -en particular- América del Sur. Desde los tiempos de Bolívar, se advertía la necesidad de la unidad de las jóvenes repúblicas nacidas de la acción estelar de los libertadores. Eso nunca fue realidad. El nacionalismo histórico, la feroz competencia entre los caudillos del momento, los intereses políticos encontrados y las divisiones internas de países que nacían, fueron situaciones adversas que convirtieron la unidad -real, concreta, solidaria- en una colcha de retazos: en retórica de ocasión que nunca llegó a ninguna parte. Desde su llegada como una región que parecía destinada a constituirse en una fuerza poderosa en la escena universal, América Latina marcó su destino de insolidaridad y división.En la actualidad, hay un rosario de organizaciones en el Continente que son muestra de la tendencia de nuestras naciones a manejar sus propios intereses sin importarle un comino los de su vecino. O -en muchos casos-las divisiones ocultas por el pernicioso afán de ocupar los primeros puestos en la escena política y económica.¿Qué pasa con la Organización de Estados Americanos, OEA? Sencillamente, no se ha encontrado quien se decida a enterrarla. Su hora cenital -en los tiempos de su fundación por Alberto Lleras Camargo- es cosa del pasado. Hoy es un inútil y costoso organismo. Paraíso para políticos incómodos a quienes debe mantenerse callados y bien pagos en la bella Washington. Tiene un competidor creado por la ambición continental del presidente Chávez: el Alba. Y otras organizaciones menores, con un discurso idéntico. No tiene nada para mostrar en el tema vital de la unidad continental. La reunión de Cartagena debería analizar con objetividad las fallas de la integración y encontrar el verdadero camino para lograrla.