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Ahora o nunca

Al proceso de negociación con la insurgencia sólo le falta que se...

11 de septiembre de 2012 Por: Ramiro Andrade Terán

Al proceso de negociación con la insurgencia sólo le falta que se confirme en su desarrollo inicial una clara disposición de las Farc para llegar a un acuerdo de paz total, realista, definitivo e irrevocable, sobre el cual habló ‘Timochenko’. No le sobra ni le falta nada. Parece claro que las partes en conflicto llegaron a un punto de no retorno, al conocimiento de que la confrontación armada no la ganan ni tirios ni troyanos. Y que esa no es la vía para tomarse el poder.Los acuerdos iniciales sólo pueden tener un final: paz real, concreta, definitiva. Para lograrla, más allá de la excelente agenda lograda entre el Gobierno y la guerrilla, hay que registrar algo clave: el abrumador respaldo de todos los sectores a la terminación del conflicto. Sin dilaciones, sin maniobras equivocas, sin mentiras y trampas. Ese es un sentimiento vigoroso y muy fuerte de la inmensa mayoría de nuestros compatriotas, dispuestos a todos los sacrificios para aclimatar la paz. Esa aspiración unánime hace que la negociación sea irreversible. No se trata de aspiraciones lunáticas y ajenas a la realidad. Sencillamente, se agotó el camino de las armas para dirimir el magno conflicto que lleva 50 años.¡Ahora o nunca! Los millones de colombianos a favor de la finalización definitiva de la guerra, no están dispuestos a ser defraudados por ninguna de las partes. La paz de una nación que ha vivido todos los horrores concebibles se convirtió en un proceso que ha provocado máximo interés en el mundo y en particular en América Latina. En países como Brasil y México funcionaban comités que trabajaban con discreción y eficacia en ese sentido. Ese sentimiento en favor de terminar para siempre el enfrentamiento es factor muy poderoso que pesa en la mesa de negociaciones. Toda Latinoamérica presiona en favor de ese objetivo.Lo que se advierte es muy favorable al propósito de silenciar los fusiles. El Gobierno, en esta etapa, viene obrando con inteligencia y cautela. La guerrilla no puede desestimar esa inmensa y firme aspiración de los colombianos de acabar con una guerra absurda y sangrienta, sin objetivos ideológicos reales. Especialistas en el tema coinciden en afirmar que ‘Timochenko’ estaría interesado en adelantar negociaciones positivas. Ojalá sea así. Eso sería lo mejor que pudiera ocurrir a una nación fatigada de una violencia atroz y demencial.