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Victoria heroica

Fue una victoria heroica, contra todos: el Presidente y ministros, gobernadores y...

9 de octubre de 2016 Por: Rafael Nieto Loaiza

Fue una victoria heroica, contra todos: el Presidente y ministros, gobernadores y alcaldes; todos los partidos políticos, menos el Centro Democrático; la mermelada; los cacaos, los grandes contratistas y los sindicatos; los medios; el Papa, que condicionó su viaje al sí en el plebiscito, y el Cardenal; la comunidad internacional, sin voces disidentes; y la guerrilla, que aun ejerce presencia armada.Y unas reglas de juego y un árbitro amañados. Se redujo el umbral del 50 al 13% y eliminaron el voto en blanco y el derecho a la abstención activa; se autorizó a los funcionarios públicos a hacer política; se eliminó la financiación pública de las campañas y al mismo tiempo se permitió el uso de bienes del Estado; se abrió la inscripción sin límites de comités promotores y, por esa vía, dejaron de existir los topes de gastos; se avaló el acto de campaña de Cartagena y que la supuesta pedagogía sobre el contenido de los acuerdos fuera una publicidad mentirosa por el Sí; el Presidente hizo la pregunta que “se le dio la gana”. La campaña por el Sí, a la que le sobraban publicidad oficial y medios, por convicción o por interés en el tercer canal o en emisoras, gastó decenas de miles de millones de pesos. La del No apenas unos cuantos centenares.Aun así, ganó el No. Y no fue porque los del No tergiversáramos los mensajes, como en una declaración irresponsable y mentirosa dijera un gerente de campaña que, por cierto, no tuvo nunca entre sus funciones la definición de la estrategia o de los contenidos. En mis intervenciones no hubo una sola afirmación que no tuviera sustento en los acuerdos y no esté dispuesto a defender en público.Y si el No ganó no fue “por ignorancia o por no haberse leído los acuerdos”, como dijo Santos. Fue puro voto de opinión, de ciudadanos que, aunque queremos la paz, concluimos que los pactos, más allá de facilitar su desmovilización y desarme, premiaban a los violentos. Y que reconocemos el descomunal costo institucional de romper el espinazo de la rama judicial, entregar la justicia a extranjeros, emascular al Congreso, recortar las competencia de la Corte Constitucional, hipertrofiar al Presidente y hacer de los acuerdos de Cuba parte de la Constitución. Ciudadanos que votamos a pesar de la propaganda, esa sí muy transparente, de acusarnos de amigos de la guerra. Ahora se jalan el pelo, en apariencia aterrados por las declaraciones del tal gerente. Se traen su buena dosis de hipocresía y de doble moral. Pero lo que buscan en realidad es deslegitimar el resultado, negarle a los ciudadanos del No su triunfo, derrotarlos en los medios cuando no pudieron, a pesar de sus enormes ventajas, vencerlos en las urnas.No ocurrirá. Salvo que dejemos de ser una democracia, tendrán que respetar la voz mayoritaria del pueblo.

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