Otra grave metida de pata
Desde el fiasco de la Cumbre de las Américas, doña María Ángela...
Desde el fiasco de la Cumbre de las Américas, doña María Ángela mete la pata cuando habla. Lo hacía mejor cuando se mantenía alejada de los micrófonos, un peligro para los ministros de relaciones exteriores. En la diplomacia, quien habla poco, yerra poco. Y los errores resultan carísimos. A veces, incluso, se pagan con un pedacito de país, según expresión de la Canciller.Hace ocho días, en entrevista en Semana, la Ministra volvió a la carga. Molesta porque la revista, que se disputa con El Tiempo el podio al medio más incondicionalmente santista del país, le había hecho una crítica menor por su actuación en el asunto del encuentro entre el ministro Maduro y el alto mando paraguayo, la Canciller volvió a opinar.Y se refirió a las infaustas declaraciones en las que habló de un fallo salomónico por parte de la Corte Internacional de Justicia en el caso contra Nicaragua. Aquel día, recordémoslo, la Ministra estaba desconectada. Fue cuando, a propósito de las aventuras del Servicio Secreto en Cartagena, se permitió decir de manera muy cruda, [que] donde hay un hombre, hay prostitución. Más allá de la anécdota, la Canciller dijo que cualquier cosa puede pasar en esas posiciones salomónicas de la Corte. Nunca una de las dos partes sale con las manos vacías. Añadió que siempre al que demandan queda aburrido ( no olvidemos que la demandada es Colombia). Y remató con que en la Corte le dan un pedacito a una parte y otro pedacito a otra.Entonces la cayeron rayos y centellas por sugerir que la Corte tenía que darle algo a Nicaragua, es decir, que nosotros perderíamos parte de lo que nos pertenece. Pero semejante metida de pata no le costó el puesto y, está visto, ni siquiera corrección pública del Presidente.Ahora muestra que ya sabe que un juicio salomónico no es aquel en que ninguno sale con las manos vacías, en que se le da un pedacito a una parte y otro a la otra. Hay que leer la Biblia: salomónico es lo justo, dijo al magacín, y agregó que salomónico no es repartir por mitades, sino por lo justo. Y después de insistir en que la Corte va a ser justa con ambos países, finalizó sosteniendo que en la vida de la Corte no ha habido un solo fallo en que se le haya dado un 100% a un país.En otras palabras, la Canciller nos dice que a Colombia no se le dará un 100% porque la Corte repartirá por lo justo. No nos equivoquemos: en realidad está anunciando que el fallo será contrario a los intereses del país y que cercenará parte de nuestro territorio. Es así porque, no sobra recordarlo, en este caso Nicaragua pretende expandir su territorio hacia lo que hoy y desde siempre ha sido nuestro y es eso lo que le solicitó a la Corte. Colombia no está pidiendo nada y solo se defiende. Lo único que puede repartirse, lo sabe bien la Canciller, es lo nuestro.Así que este nuevo pronunciamiento de doña María Ángela es aun más infeliz que el primero. Por tratar de arreglar su embarrada, terminó equivocándose de manera más grave. Ahora ya no solo avisa que perderemos un pedacito de nuestro territorio, sino sostiene que eso será resultado de una repartición justa. La Canciller, y por boca de ella Colombia porque en el derecho internacional los ministros de relaciones exteriores hablan a nombre de sus estados, declara de antemano que la sentencia de la Corte en que se nos quitará parte de nuestro territorio será en justicia y razón.