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Fracaso del ‘nuevo paradigma’ contra el narco

Son muchas las cosas que no funcionan bien en el Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito

1 de agosto de 2021 Por: Vicky Perea García

Esta semana se conoció el informe definitivo sobre Colombia correspondiente al 2020 del Simci de Naciones Unidas. Ratifica lo anunciado hace unas semanas: por tercer año consecutivo se han reducido los cultivos de coca hasta llegar a 143.000 hectáreas, después de haber alcanzado en el 2017 las 171.000 has, su máximo histórico. Al mismo tiempo, la reducción es inocua porque la producción de cocaína aumentó un 8% hasta las 1228 toneladas, más que nunca.

Varias conclusiones: la primera, que la nueva estrategia sobre narcotráfico pactada entre Santos y las Farc es un fracaso rotundo. Después de varios años de reducción sostenida, para el 2013 habíamos dejado de ser el principal productor de coca y el país con más narcocultivos del planeta: teníamos solo 48.000 has y se producían 290 toneladas de cocaína.

El punto de inflexión fue el 2014, año de la firma del componente de narcotráfico con las Farc. Desde entonces los narcocultivos y la producción de cocaína se dispararon. Santos y los negociadores vendieron el acuerdo como un “cambio de paradigma” en la lucha contra el narcotráfico. El “histórico nuevo enfoque” ha resultado un desastre.

La segunda es que ese fracaso tiene al menos tres causas. Una, el sistema de transferencias monetarias a los narcocultivadores, implementado en el marco del proceso con las Farc. En lugar de contribuir con la caída de los narcocultivos es un incentivo perverso para que aumenten. Premia a los cultivadores ilícitos e invita al campesino legal a pasarse a la coca.
Dos, el incumplimiento absoluto por parte de las Farc de sus obligaciones en materia de narcotráfico. Tres, la Fuerza Pública empezó operar sobre la idea equivocada de que llegaba "el fin del conflicto” y el Estado no logró controlar el grueso de las áreas de desmovilización.

Tercera, que la erradicación manual voluntaria viene en picada. Cayó de 6765 hectáreas en 2019 a apenas 702 hectáreas el año pasado, un 90% menos.

Son muchas las cosas que no funcionan bien en el Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito (Pnis). Lo cierto es que el presupuesto del año pasado fue 1331 billones de pesos y los resultados, están a la vista, son pobrísimos.

Por otro lado, cuarta, la violencia homicida viene concentrándose donde se están implementando los Pdet y el Pnis. Entre julio de 2019 y junio de 2020, la tasa de homicidios en los municipios Pdet fue de 44,3 por cada 100 mil habitantes y en los municipios Pnis fue de 57,9 muertes cada 100 mil habitantes. Mayores un 190% y 259% respectivamente que el promedio nacional.

Finalmente, no hay duda de que se requiere de una nueva estrategia amplia e integral para quebrarle el espinazo al narcotráfico. En esa estrategia es indispensable recuperar la aspersión aérea con glifosato. Después tres años de anuncios gubernamentales, nada de nada.

Sigue en Twitter @RafaNietoLoaiza

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