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Caballero y el pantano ético

Antonio Caballero es un gran caricaturista y un formidable escritor. Dueño de...

17 de agosto de 2014 Por: Rafael Nieto Loaiza

Antonio Caballero es un gran caricaturista y un formidable escritor. Dueño de una pluma aguda e irónica, disecciona con sentido del humor las tripas de la maloliente política colombiana. Su última columna, sin embargo, es sintomática del pantano ético en que han caído tantos con ocasión de los diálogos de La Habana. En ella, a partir de la coincidencia de apellidos, Caballero hace una comparación entre Fernando Londoño Hoyos y Rodrigo Londoño, alias Timochenko, capo máximo de las Farc.Entre otras cosas, Caballero dice que “los dos son mellizos casi iguales”, que “su extremismo político es el mismo desde punta y punta” y remata con que “tal vez la cosa es todavía peor. Tal vez los dos Londoños, el de las Farc y el del uribismo sean una misma persona. El uno madruga para salir a echar su discurso incendiario ultraderechista en radio Santa Fe, y el otro, que es el mismo… para echar en la agencia Anncol su discurso incendiario ultraizquierdista. Y entre los dos, que son uno solo, nos tienen así”.Caballero no ha oído al exministro en su programa radial que, por cierto, se emite en RCN. Y es claro que no hizo la investigación indispensable: Londoño Hoyos solo ha sido declarado responsable de dos faltas disciplinarias. El articulista seguramente tendrá que rectificar la adjudicación al exministro de conductas delictuales por las que no ha sido condenado. Ni por esas ni por ninguna otra, por cierto.Y ahí empiezan los problemas de fondo: Caballero pone en plano de igualdad a Londoño y a un criminal como ‘Timochenko’. No reconocer las diferencias entre un delincuente y quien no lo es muestra su confusión moral. Pero además es inaceptable asimilar una falta disciplinaria con el historial criminal de un terrorista, homicida y narcotraficante, responsable directa e indirecto del asesinato, mutilación y secuestro de decenas de miles de colombianos.Más grave aún, Caballero, sin ningún recato, identifica a una víctima, Londoño, que sufriera un terrible atentado del que se salvó de milagro y cuyo padre fue uno de los primeros secuestrados del país, con el victimario, ‘Timochenko’, jefe de las Farc, la organización criminal que atentó contra él. Y no se inmuta. Más allá de la vil comparación, Caballero se equivoca también al sostener que son iguales en su “extremismo político” y en “su “discurso incendiario”. Como tantos otros, primero con ocasión de las elecciones y después por cuenta de La Habana, decide olvidar que la extrema derecha avala la violencia con fines políticos, es ultranacionalista y, con no poca frecuencia, racista. Yo nunca he oído a Londoño justificar la violencia o incitar a ella, excusar la persecución de negros, judíos, indígenas o gitanos, o enarbolar un discurso xenófobo. Lo que sí ha hecho, y con razón, es defender el uso legítimo de la fuerza por parte del Estado y pedir garantías para los miembros de la Fuerza Pública. La ultra derecha, por otro lado, es autoritaria, y el exministro ha sido radical, sí, pero en la defensa del sistema democrático.Por su parte, ¿puede Caballero sostener que él nunca ha justificado la violencia política o defendido regímenes tiránicos de izquierda? No, Fernando Londoño y ‘Timochenko’ ni son iguales ni son lo mismo. Las diferencias entre ambos son las abismales que hay entre quien solo tiene su voz y su pluma para defender sus ideas y convicciones y quien pretender imponer las suyas a punta del terror, entre un demócrata y quien asesina por sus creencias, entre un civil y un terrorista, entre una víctima y su victimario, entre quien no ha matado a nadie y un homicida múltiple.Por confundir uno y otro, como hace Caballero, es que estamos “así”.

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