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Publicidad invasiva 202567

Últimamente, periódicos y revistas se han dado a la costumbre de insertar...

4 de junio de 2013 Por: Mario Fernando Prado

Últimamente, periódicos y revistas se han dado a la costumbre de insertar avisos publicitarios en los que para ser más vistos, se trata de confundir y hasta engañar al lector.Me refiero por ejemplo a las bien llamadas ‘portadas falsas’ en las que aparece un producto debajo del cabezote del periódico o la revista, produciéndose un efecto inicialmente de impacto, pero que finalmente le crea al lector un explicable malestar: siempre en la primera página o en la carátula se busca lo más impactante en materia informativa y el lector se encuentra con el aviso de un carro, de un yogur o de una parcelación.Para algunos esta es una falta de respeto porque se esta pagando por una publicación que tiene, como no, todo el derecho de insertar los avisos de sus anunciadores pero sin llegar a estos extremos en los que además a los publicistas se le suele ir la mano y se presenta no sólo un irrespeto sino y además, una torcida intención que no debe tolerarse más.Y es que eso no es todo: se están dando casos en los que se coloca un aviso en medio de una información, crónica o reportaje y el incauto lector se topa con un mensaje que habla de una promoción de celulares o de huevos o de cremas de manos o de cualquier cosa. Esto es sin duda, una indelicadeza y una intromisión en el trabajo periodístico que insisto, debe estar limpio de cualquier promoción mercantilista.Si a lo anterior no le ponemos coto, vamos a llegar a extremos tales que nuestros diarios y revistas se van a convertir en gacetillas pagadas resultando imposible saber cual es la noticia y cual es el aviso.Cosa muy distinta es la llamada información comercial que se diferencia del contexto noticioso por el tipo de letra y por que debe siempre figurar como tal, previniendo al lector de lo que se va a encontrar.Publicista que he sido durante casi 40 años, debo expresar mi inconformidad ante tales estrategias de algunos colegas a quienes no les importa el contenido de los periódicos y revistas y simplemente los consideran unos medios para difundir sus mensajes sin pensar y tener en cuenta que la información debe ser sagrada e inexpugnable.Ni se sí funcione todavía el código de auto regulación publicitaria en que se han dictado normas sobre el particular pero de no se así, deben, periódicos y revistas terminar con esta fea costumbre y prohibir tal tipo de invasiones que desorientan y terminan produciendo el efecto bumerán que hará que se rechacen aún sin verlos los avisos de sus anunciadores.No a la publicidad invasiva en el espacio destinado a las noticias y que actúen los llamados defensores del lector. Cada cosa en su lugar ¿o no? PD: Crece el apoyo al caso de La Ermita: Ya el colega Alberto Silva Scarpetta se pronunció favorablemente sobre el particular y fue más allá: que demuelan los dos edificios contiguos a la iglesia, uno de ellos, un verdadero esperpento pegado además a la construcción. Por favor Alcalde no permita que el bulevar del río finalice con semejante atentando a la estética y a la lógica. Haga abrirle la puerta a la iglesia por la parte de atrás, expropie esos dos edificios y dele un ‘shampucito’ al parque de los poetas para hacerle un ingreso decoroso a esta joya arquitectónica cuya puerta principal por la calle trece es una vergüenza. Dios y la patria y Cali y el buen gusto se lo premiarán y sino ellos, al unísono no se lo perdonarán.

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