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Jorge Restrepo Potes

Opinión

‘Presidentes sin pedestal’

Excelente estratega militar, pero pésimo mandatario, sus delirios totalitarios lo llevaron a pensar que era posible traer a estos andurriales un monarca europeo...

3 de agosto de 2023 Por: Jorge Restrepo Potes

Gracias a mi querido amigo el exnotario Bernardo Vallejo Restrepo, leí el delicioso libro de Nicolás Pernett titulado “Presidentes sin pedestal, una historia cínica de los gobernantes de Colombia”.

El autor traza las semblanzas de todos los presidentes que en Colombia han sido, y a todos los baja del pedestal en el que los hemos encumbrado, para presentarlos como en realidad fueron, una partida de mediocres, casi todos.

Coincido con la apreciación de Pernett sobre la mayoría de los compatriotas que asumieron el mando supremo desde 1810, cuando creímos que habíamos alcanzado la liberación del ‘yugo español’, que en realidad fue una revuelta con miras a que la Corona les diera participación burocrática a los neogranadinos.

Tan no hubo el interés libertario, que aquellos alebrestados del 20 de julio llegaron a proponerle a Fernando VII, destronado por Napoleón Bonaparte, que si recobraba el cetro viniera a gobernar las colonias ultramarinas, imitando a la casa real portuguesa, que se había trasteado a Brasil, también por la invasión francesa. “Viva el rey, muera el mal gobierno”, fue la consigna patriótica.

Después del minúsculo incidente con el florero de Llorente vino lo que se conoció como ‘La patria boba’, porque los próceres Nariño, Torres, Acevedo, Lozano y Caldas, se empeñaron en una agria disputa entre centralistas y federalistas, y ahí comenzamos a matarnos. El rey, ya en el trono de nuevo, mandó a Pablo Morillo, quien ni corto ni perezoso condujo al cadalso a los inquietos criollos.

Lograda la independencia y ya convertidos en república, Bolívar asume como primer presidente. Excelente estratega militar, pero pésimo mandatario, sus delirios totalitarios lo llevaron a pensar que era posible traer a estos andurriales un monarca europeo, algo parecido a lo que los mexicanos hicieron años después cuando importaron a Maximiliano, un príncipe austriaco, al que tuvieron que fusilar luego por orden del “Benemérito” Benito Juárez.

Santander, enemistado con Bolívar porque ambos requerían de amores a Nicolasa Ibáñez, tampoco fue buen presidente pues le encantaba viajar al exterior con viáticos oficiales. Dicho sea de paso, doña Nicolasa fue cónyuge traviesa de don José Eusebio Caro, fundador del Partido Conservador, y madre de don Miguel Antonio Caro, el godazo progenitor de la Constitución de 1886.

No creo que todos los presidentes hayan sido tan malos como los presenta el autor del libro en comento. Los conservadores pueden rescatar a Rafael Reyes en sus primeros cuatro años, porque en el último de su quinquenio le dio por ejercer la dictadura, y por eso cayó. Casi muere en el atentado en Barro Colorado, cuyos autores materiales fueron fusilados.

También rescatable Pedro Nel Ospina, en cuya administración se crearon el Banco de la República, la Contraloría, y la Superintendencia Bancaria, hoy Financiera, entes resultantes de la Misión Kemmerer, contratada por el mandatario en 1923.

De los liberales, brillan en Siglo XIX José Hilario López y Manuel Murillo Toro. Y en el XX, Alfonso López Pumarejo y los dos Lleras, Alberto y Carlos, y pare de contar, porque Juan Manuel Santos, otro de mostrar, si bien de estirpe liberal accedió a la Casa de Nariño con enseña política diferente del trapo rojo.

A Gustavo Petro, primer presidente de izquierda en la procelosa historia patria habrá que juzgarlo cuando termine su período en 2026.

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