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Se cayó por fanfarrón

Lo bautizaron Wilman y un senador liberal influyente lo colocó en la Universidad Distrital de Bogotá que tiene la dicha de recibir miles de millones de los pagaimpuestos.

1 de octubre de 2019 Por: Poncho Rentería

Lo bautizaron Wilman y un senador liberal influyente lo colocó en la Universidad Distrital de Bogotá que tiene la dicha de recibir miles de millones de los pagaimpuestos. El hombre aprovechó el desorden de esa universidad y se auto-regaló una chequera y unas tarjetas de crédito pagadas con platas de matrículas y una gabela: en Tesorería no lo esculcaban. Don Wilman, se gastó una fortuna en automóviles, viajes, joyas y extravagancias de ‘nuevo-riquismo’ ordinario. El hombre chicaneaba línea fanfarrón en la Uni-Distrital con su ropa cursi y costosa, a sus novias regalaba zapatos de Jimmy Choo y blazer de Armani. Lo pillaron pero cantará en la Fiscalía más que José-José un baladista delicioso que viajó sin tiquete de regreso con el talentoso Poncho Ospina y con el buenazo Rodrigo Obregón, que fue amoroso y buen amigo de los soldados mutilados por las minas criminales.

Se supo lo de Wilman y sus diez mil millones despilfarrados. El estudiantado se indignó, pero en vez de irse a protestar frente a la mansión del avispadísimo ‘play-boy’, decidieron crear un trancón que por cinco días volvió invivible Bogotá. Don Wilman es listísimo, aspira a un perdón justiciero dando los nombres de los que parrandearon con él en ‘casas de putas’ y paseos con whisky y coristas y pizcas de vida alegre. Gozaron los dineros y se hicieron los cegatones.

Como vivo en Bogotá, de ida al médico, a cine, o al gimnasio soy peatón y me tocan los trancones. Pierden los universitarios cuando bloquean calles y la gente sufre en buses a 30 grados de calor hasta por tres horas. Eso los desacredita. ¡Y no vengan a esta Bogotá mal llamada ‘Atenas suramericana’ porque la democracia entregó las pocas calles y se tienen que mamar un solemne trancón!

En Bogotá, Librería Nacional, comenté con dos amigas caleñas el aviso de página en El País donde el muy sensato Cristian Garcés explica las tres respetables razones por las que él y el partido uribista apoyan a Roberto Ortiz para la alcaldía. Esa práctica hay que seguirla y ojalá que los otros aspirantes usen ese modelo. Una de mis amigas caleñas me dijo: “Cali creció demasiado y necesitaría 45 gerentes cívicos que la ordenen. ¿Quién tiene esos gerentes? No opino, no voto en Cali y Pardo Llada que amaba las encuestas decía que la gente independiente decide el voto en la mañana electoral.

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