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La ropa usada de Gabo nobel

Ropa sobria, finísima, en cantidades. En México todo se le regaló a un seria ‘Casa de la caridad’, pagaron muchos miles de dólares para un ancianato.

20 de diciembre de 2022 Por: Poncho Rentería

García Márquez estuvo en mi apartamento en cuatro ocasiones invitado por su amigo Enrique Santos Calderón. A don Gabo lo vi tres veces más en almuerzos en casa de Salvo Basile, otras dos en fiestas vallenatas donde su comadre Ivonne Nicholls.

Apenas soy conocido con don Gabo. En un libro que hice sobre él, escribí: “No conozco a García Márquez, no me debe ningún favor, me gusta ese camaján costeño que escribió ‘Doce cuentos peregrinos’, lo mejor de su obra literaria”.

El libro sobre don Gabo con larguísimo prólogo y un ensayo mío, lo mejoré entrevistando en Moscú a Valeriy Stolbov, el traductor censurado de ‘Cien Años de soledad’ al ruso. Tan bueno me resultó que me entrevistó para Alternativa el exigente vanidoso Antonio Caballero. La revista Alternativa que dirigía Enrique Santos Calderón ordenó esta promoción: “Compre la suscripción de Alternativa y reclame el libro de Poncho Rentería titulado ‘García Márquez habla de García Márquez’”. Éxito grande, se vendieron tres mil suscripciones.

Ahora al clóset de García Márquez. Don Gabo ganó largo billete con ‘Cien Años de soledad’ y decidió regalarse ‘pintas de ropa’ en Roma, Vía Condotti #15, compró Cerruti, Valentino, Armani y bufandas, camisas, foulards y chaquetas de cashemire. Ropa sobria, finísima, en cantidades. En México todo se le regaló a un seria ‘Casa de la caridad’, pagaron muchos miles de dólares para un ancianato.

Mercedes García Márquez, me cuenta Ivone Nicholls, no era gastadora, pero tenía un clóset envidiable con todo lo sobrio y bello que diseñan los franceses e italianos. Sus íntimas amigas Linda Falquez, María Fernanda Valencia, Cecilia Bustamante y Katia González heredaron sus bufandas JAI.

Aleluya: el heredero e íntimo de Mercedes y don Gabo, el eficiente Jaime Abello, hojeó el libro ‘García Márquez habla’ de Poncho Rentería en Texas University. A don Gabo le robé unos derechos de autor porque yo, entonces, era socialista, y él atajó la demanda. Ese libro me dio vitrinazos en televisión. Aleluya: El Tiempo, le dedicó una página dominical. Adiós al anonimato.

Pilas: Para el ancianato Cottolengo aguinaldos de ustedes, el Cottolengo lo empujaban Elsy Calderón y el inolvidable charlista Pardo Llada. ¿Hace falta Pardo Llada en ferias caleñas? Sí, animaba los toros y el fútbol, las casetas, era un Messi, un personajón.

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