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El ministro marrullero

La falsa noticia de la compra de armamentos alarmó al mundo diplomático y obligó a nuestro canciller Carlos Holmes Trujillo a desmentirla por mentirosa.

4 de junio de 2019 Por: Poncho Rentería

No fue el ministro de los Deportes de Rusia, Pavel Kolobkov, el que le jugó sucio al canciller colombiano Carlos H. Trujillo; fue el ministro de las Relaciones Exteriores de la Rusia de Putin y los Romanof, don Sergei Lavrov. Este diplomático, con mala uva, declaró al mundo que al reunirse antier en Moscú con el Canciller colombiano, este le habló de una posible compra de armamento a Rusia.

Una mentira perversa y con mala intención: señalar a Colombia como un país guerrerista que hoy busca armas para atacar a Venezuela y al pulcro ‘demócrata’ Nicolás Maduro. De aplaudir al ministro Carlos Holmes Trujillo por la firmeza ante el Canciller ruso pero me toca aclarar que no aspiro y jamás aceptaría irme a un cargo diplomático. Aquí tengo bastante trabajo en periodismo, radio y televisión y este país va para el abismo pero sigue bastante divertido: Claudia López será alcaldesa de Bogotá, Ospina alcalde de Cali y Petro posible presidente al 2022, un cachaco diría: “Ala, está regio y novedoso ese menú”.

La falsa noticia de la compra de armamentos alarmó al mundo diplomático y obligó a nuestro canciller Carlos Holmes Trujillo a desmentirla por mentirosa. Lo hizo enérgicamente porque no es un canciller azucarado. Así habló: “No es cierto que en la reunión matinal ni en el almuerzo habláramos el Ministro y yo de comprarles armamento”. El protocolo impide a un canciller llamar a un colega mentiroso, pero ese ministro si fue habilidoso en esa guachada por ayudarle a Venezuela. Explicable: Venezuela hoy le debe a Rusia cien mil millones de dólares y ‘por la plata baila el perro’. Feo mostrar a Venezuela como víctima de Colombia. Punto.

Y el periodismo se sacudió con el encontronazo entre la dirección de Semana, digo Alejandro Santos y Felipe López Caballero con el muy leído columnista Daniel Coronell. Divergencias se dan en el periodismo todos los días pero la mayoría suceden con buen tono, clima amistoso y con pandebono y café servido. ¿Por qué no hubo ese tono? Porque el ser humano, femenino y masculino tiene una glándula de terquedad que le sabotea cada discusión.

En este encontronazo, Felipe López, copropietario de la revista Semana, aplicó una máxima del capitalismo: “El dueño manda y siempre tiene la razón”. Daniel Coronell pidió unas aclaraciones, se las dieron, las vio poco satisfactorias y colorín colorao. Llegó junio, mes de ocios y deportes, ¡bienvenido!

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