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El gran poder taxi-amarillo

En Bogotá acaban de ganar una batalla los poderosos ahijados de Uldarico...

9 de marzo de 2016 Por: Poncho Rentería

En Bogotá acaban de ganar una batalla los poderosos ahijados de Uldarico Peña, el exitoso líder de los dueños de los taxis amarillos. Con su ‘lobby’, con sus poderosos abogados y con mucho pueblo trabajador atrás lograron que el taxi-servicio Uber fuera multado en cuatrocientos millones. Fiesta en los taxis de color amarillo, los que no se consiguen cuando llueve. Ahora sí creo que en Bogotá sacarán a Uber de las calles. Y gran simpatía tienen por seguros y bien manejados. Tanto Uber como el taxi amarillo son urgentes y necesarios. Lío difícil. Uno escoge dó nde se monta. Zumban los millones y hay magnates amigos del monopolio. ¿En Cali el poder amarillo sacará a Uber de las calles? Lo veremos. Las señoras que pueden pagarlo, aman el servicio Uber. Amarillo el color y son poderosos en uso de taxis. En Bucaramanga, “mostraron su gran poder. Olímpicamente paralizaron la ciudad (un millón de habitantes) y sus residentes no podían llegar a sus casas. Bloquearon la ciudad pocos buses, poquitos autos particulares durante horas. Desafiaron al buen alcalde Rogelio Hernández, un ingeniero, líder empresarial que, por amor a Bucaramanga, buscó la alcaldía y ya sufre su triunfo. Repito mi pregunta: ¿En Cali el poder amarillo taxista sacará a Uber? Sigo atento a ese lío. ¿Son bien pagados los taxistas no dueños que alquilan su trabajo? No, ni el mínimo se ganan. Soy gran cliente de taxi. Manejar en Bogotá es caótico. Punto. No más de taxis amarillos, voy a la camioneta blanca Mitsubishi que le arrebataron en un atraco a don Luis Hernando Agudelo en Dagua. Aleluya: la descubrieron en el Cauca transportando guerrilleros de las Farc que tenían ‘junta directiva’ y pedagogía de pacifismo con sus jovencitos colegas de armas y de ‘revolución’. No maltrataron, no dinamitaron, repartieron cartillas y están en su derecho. ¿Para qué le arrebataron la camioneta a su dueño? Un uribista me dijo: “Para transportar guerrilleros marrulleros y tramposos”. Otro, un santista total, me respondió: “Se la quitaron para evitarle al dueño ir hasta Palmira a pagar el certificado de revisión mecánica y los impuestos de este año, fue un acto generoso y pacifista, no mal intencionado”. ¿Le creo? poquito, poco. El dueño vio su camioneta por televisión. ¿Se la devolverán? Veremos cuántos meses demoran y exijan: con el radio y las finas llantas que tenía.

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