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El filósofo Bejarano

Antier lunes, aquí en Bogotá, me llamaron de la emisora ‘W’. Que...

7 de marzo de 2012 Por: Poncho Rentería

Antier lunes, aquí en Bogotá, me llamaron de la emisora  ‘W’. Que Julio Sánchez-Cristo quiere entrevistarme para hablar sobre Álvaro Bejarano. Julio me invitó a recordarlo. Fácil tarea: muy buen charlista, alegrón, generoso, de chistes perversos hacia él mismo y sus amigos. Muy taurino, hincha irreductible de ‘su equipo, la mechita’, el América. Vale recordar que él se ganó el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en la categoría de columnista, tarea que ejerció 35 años y que lo llevaba a repetir: “Aquí lidiando mis dos columnas, la del periódico y la de la espalda que me jode tanto”.Julio cariñosamente recordó al impertinente, al anarco, al pensador y filósofo. Bejarano fue cultísimo porque dormía poco y amaba la literatura. Experto en Borges, en Cortázar, en el angustiado Camus, en su amigo entrañable Álvaro Mutis, en García Márquez que lo quería mucho y, muchas veces, lo citó a México para recordar los paseos que juntos hicieron por la Carrera Séptima de Bogotá cuando eran anónimos, jóvenes y soñadores.Bejarano fue un terco feminista, apoyó a un montón de sus amigas para que entraran a la literatura, el periodismo o el divorcio libertario. Fue gran impulsador del Museo La Tertulia. En sus venidas a esta nevera bogotana, él  y yo muchísimas veces almorzamos con Ivonne Nicholls y Alfredo Iriarte y Rita Restrepo. Como era vanidoso, se tomaba la palabra y ejercía de  burlón. Bejarano gran cocinero, probé sus sopas de mariscos; fue poeta y de memoria se sabía 687 poemas, en especial los de sus muy amigos Jorge Zalamea y León De Greiff, a los que invitaba a largos almuerzos en la capital y él era el pagador solvente.Bejarano se enamoró de la revolución cubana como muchos de nosotros. Por eso enfrentó a mi querido José Pardo-Llada que llegó a Cali tras decirle “chau” a Fidel y al ‘Ché’ Guevara. Bejarano y Pardo tuvieron amores y desamores, se amaron y se pelearon. ‘El demente’ Bejarano me regaló libros con dedicatoria, me escribió diez cartas que conservo: siete muy afectuosas,  pero tres muy antipáticas, porque su genio tenía altibajos porque era apasionado.Bejarano se ganó un palco de honor en la cultura, en el charlismo, el caleñismo y en el periodismo nacional. Y les cuento que ayer en el cielo almorzaron dichosos Alfonso Bonilla Aragón, ‘Gallego’ Blanco, Lalo Buenaventura, Álex Gorayeb, Pardo LLada y Álvaro Bejarano. Se rieron mucho y evocaron la brisa fresca de Cali, la ciudad que tanto amaron y sirvieron.

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