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Édgar Perea ya no vive

Ejemplo de superación personal es el ‘campeoníssimo’ Édgar Perea. Es distinto nacer...

13 de abril de 2016 Por: Poncho Rentería

Ejemplo de superación personal es el ‘campeoníssimo’ Édgar Perea. Es distinto nacer en zona urbana con acceso a colegio que nacer en el Chocó. No es fácil salir de un barrio sencillo, sin servicios públicos en zona chocoana. Por su talento, número uno en el mundo futbolero. De escuela pública a líder nacional de la radio, del fútbol, de la Selección Colombia. A embajador de Colombia en Sudáfrica, ante Nelson Mandela, orden diplomática del presidente Álvaro Uribe Vélez.Los futboleros recibimos un zapatazo antenoche: que el ‘campeoníssimo’ Édgar Perea viajaba de este mundo hacia otras galaxias sin tiquete de regreso. Un personaje. Gran talento, líder donde estuviera. Y con sentido social, le gustaba la política. Un ganador que tocó las mieles de la fama, del aplauso público, que se gozó mucho este puñetero mundo.Deja una leyenda hermosa Édgar Perea. Reinó en Colombia porque tenía salsa picante en su idioma y una garganta prodigiosa. Gran charlista, donde estaba, Perea era el dueño de la anécdota, hacía reír y reía con carcajada deliciosa. Derrochaba vanidad, decía: “Soy el campeonísimo, como Perea no hay otro”. Ese gol de Colombia en Italia, el de Rincón, lo cantó Perea con el alma, con patriotismo. Su lindo vozarrón ese día, sedujo a toda Colombia.Era yo parlamentario por voluntad de mi amigazo Pardo Llada que puso los votos. Me entrevistan en el Capitolio para televisión sobre un partido de fútbol, Copa Libertadores, Junior con el América de Cali. Los ‘diablos’ eran los genios: ‘Pipa’ Ávila, Cabañas, Falcioni, Gareca. Desde la televisión pedí burlonamente al Junior que no jugara con el América, porque lo goleaban. Eso disgustó al campeonísimo Édgar Perea. Me retó a un debate en televisión. Lo moderó Fernando González Pacheco y se lo gané. ‘Junior,t u papá’, fue su desquite conmigo.Perea un grande, inolvidable. En los últimos años, Salvo Basile, Edgar Perea, Juan Esteban Constaín y yo, nos metíamos largos almuerzos en Cartagena. Y reinaba en la mesa por su simpatía. Me molesta mucho que Édgar Perea ya no viva. Lo quiero aquí apoyando la Selección Colombia. El homenaje en Barranquilla a su camarada y campeonísimo vocero del Junior es un acto de amor a un ídolo. Perea dejó 87 relojes, muchas bambas de oro, cadenas, pulseras, 397 camisas y 275 pares de mocasines. ¡Todo un campeón!

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