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De Iragorri a Tunumbalá

Por cuenta de Alejandra ‘Tana’ Valencia Iragorri conocí un personaje delicioso: a...

15 de junio de 2016 Por: Poncho Rentería

Por cuenta de Alejandra ‘Tana’ Valencia Iragorri conocí un personaje delicioso: a don Floro Tunumbalá que fuera gobernador del Cauca donde lo ayudaron con civismo muchos blancos con apellidos de héroes de la Independencia. Don Floro fue gobernador y se ganó el respeto de la gente caucana. Es una pena que en los 13 días de incendios y pedreas no lo escucharan los nuevos dirigentes populares. Lo siento, hoy el Cauca es visto en el resto de Colombia como tierra de conflictos. Don Floro, regrese, su prestigio es clave. Punto.Como a los veteranos en periodismo nos permiten preguntas impertinentes, lanzo una: ¿Qué beneficio dejó a la buena gente del Cauca un paro de 14 días con bloqueo a viajeros, a comerciantes, a los ministros Juan Fernando Cristo y Aurelio Iragorri Valencia que conversaron con los líderes 13 veces de a 18 horas diarias? Ninguno, ni un canasto de fique ni una empanada de pipián. Popayán, ciudad que aman los colombianos, puede caer en el olvido. El torpe cierre de la carretera Panamericana que cada rato imponen, es fatal porque recorrerla lo ven peligroso y prefieren cancelar el viaje. Punto.Y como el presente está muy amargo en Mondomo, Cajibío, Siria, Iraq, Venezuela y Orlando, donde hubo una matanza cruel, me piso al pasado, escojo el 13 de junio porque en esa fecha del año 53 subió al poder, entre aclamaciones de liberales y muchos godos, el general Gustavo Rojas Pinilla. Lo aclamaron cuando se tomó la Presidencia pero lo expulsaron a los cuatro años porque gastó demasiado tiempo comprando fincas, ganados y haciendas.Antier lunes fue 13 de junio y la historia castiga: nadie, salvo sus hijos y nietos, se acordó del general Rojas Pinilla que llegó al poder luego de expulsar a Laureano Gómez. Rojas paró una guerra (esa sí, una guerra entre liberales y godos) y eso le dio respeto. Ahora hay una guerra publicitaria contra los que no aplauden al gobierno. Y eso puede volverse peligroso. Un parlamentario, John Jairo Cárdenas, decía por televisión, canal del Congreso, una frase ligeronga: los santistas estamos con la paz, los otros, los uribistas, están con la paz de los cementerios. ¡Viejo John Jairo, pifiada tu frase, poco pacifista! Si sigues calentando la plaza con frases emocionales peligra tu aspiración a senador y los votos se evaporan como pompas de jabón.

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